miércoles, 26 de septiembre de 2018

Mudanzas, cambios y caos varios


Escritorio abandonado
Büroarbeitsplatz, de Masine 
Llevamos un mes de trabajo, cinco semanas estresantes y caóticas, con muchas peticiones de información a nuestro departamento y muchos cambios, empezando por la nueva oficina, aunque no creo que este sea el más significativo.

Hemos bajado una planta, nuestra puerta da a un pasillo en vez de a un vestíbulo y nos han quitado espacio, casi la mitad, pero tenemos mesas individuales, nos podemos organizar mejor y nuestro espacio es nuestro. Adiós a la puerta secreta y al ir y venir de personal de mantenimiento. Por si ese trajín no fuera suficiente, la mesa de reuniones me ahogaba, una mole blanca de altura dañina para trabajar. Creo que física y espacialmente estoy mejor, eso sí, nada de estantería. Se empeñaron en decir que nos agobiaríamos por la falta de espacio, pero solo fue una excusa para no ponerla. Así que he tenido que okupar lo que he podido. Tengo que reconocer que al final esta opción no ha estado mal porque, ya que invadí un armario, ¿por qué no invadir dos? No solo organicé mi material de trabajo sino también el archivo. 

Lo que más rabia me da de esta mudanza al segundo es que nos han puesto al lado del despacho donde estaba el espía de la ventana indiscreta. Habría sido una excusa perfecta para cruzarnos y tener una conversación medio decente por fin, pero prefiero no pensar mucho en lo que pudo ser y no fue, sobre todo cuando la otra parte no hacía mucho por romper la barrera que nos separaba. Pero sin crítica, yo soy la primera cobarde. ¿Cambio positivo? Mientras siga compartiendo con Sandra y Sara Pestes ningún cambio es positivo porque no es cambio.

Cafetera, paquete de café, cosas de cocina. Desenfocada.
Moka, coffee, kitchen stuff, de Claudio Castelli
Ha venido bastante gente nueva, pero sobre todo se han ido muchos (tranquilidad, solo otra mudanza, no los han despedido). Los jefazos, ni cortos ni perezosos, después de hacer cuentas tras la migración en masa (probablemente antes) decidieron quitarnos la cocina. Es cierto que sigue habiendo dos microondas en la zona común grande que podemos usar, es cierto que sigue habiendo mesas en las dos zonas comunes, pero esas zonas no son comunes para los empleados sino para los visitantes. Si están ocupadas, nos jodemos. Si hay cola para el microondas, nos jodemos. Y ya no se pueden fregar los tuppers, ni los cubiertos. Ahora mismo tengo olor a salchichas en mi bolsa-nevera y he tenido que traer un mini hervidor de agua para hacerme la infusión. Así que nos jodemos también. ¿Cambio positivo? No.

Y para el final el cambio más heavy de todos: la supresión de la recepción. En un edificio donde hay charlas y conferencias todos los días, donde hay visitas y conferenciantes nuevos a cada momento y donde las plantas están numeradas al estilo americano, pasa de todo todos los días. Nada grave, pero son pequeñas cosas que te impiden trabajar con continuidad: que si no me puedo conectar a la red, que si traigo el pedido de limpieza y no encuentro a las chicas, que si me dejas un boli, que dónde está la sala 300 que me he recorrido la tercera planta y no la veo, que he perdido mi móvil, y yo he perdido mi chaqueta.

Recepción de hotel abandonada, cubierta de telas de araña.
Old Hotel, de David Melchor Díaz
Todo el mundo se sorprende de que no haya una oficina de objetos perdidos y mucho más de que no la llevemos nosotras, ya que estamos justo en la mitad del pasillo. Además, como no hay secretarias abajo y las chicas de la limpieza no se sienten cómodas con Violeta, ¿a quién le piden que imprima la agenda del día y la gestión de sus emails? ¡Por supuesto! ¿Acaso dudabais? Aunque debo decir que no me cuesta ningún trabajo e imprimir es una excusa para estirar las piernas. En cualquier caso, ¿cambio positivo? Definitivamente NO. Aunque… con el caos que se ha montado, he hecho migas con el Guardián de la puerta y alegrarme la pestaña sí es positivo. Creo que él ha empezado a hacerse el encontradizo, pero ni estoy segura de ese acercamiento (recuerdo una vez más que necesito una sirena para enterarme de los flirteos, no confirmaré nada hasta que me plante un morreo) ni sé con certeza si me interesa.

En cualquier caso, disfrutemos de este pequeño refugio porque en un par de años nos mudaremos todos. Abandonaremos el modelo descentralizado para pasar a un único edificio donde nos organizarán en hermosas, abiertas y ruidosas praderas. Presente, te elijo a ti.

6 comentarios:

  1. La mudanza. Las detesto. Tengo varias arriba, de casa y laborales.
    Pero como todo aprovecho para limpiar y empezar de nuevo.
    CUestan los cambios pero despues uno se olvida de como hacia ayer!

    Besos y buen miercoles ♥

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    1. Yo también las detesto y llevo tres en dos años. :S Además se suma la presión externa de mis compañeras de que tengo muchas cosas, cuando lo que tengo no es "mío" sino el archivo del departamento. Así que ya pienso en seguir adelante y mentalizarme que no estaré mucho tiempo en esta silla. :)
      Un abrazo y feliz semana!

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  2. Parece que cuando regresas de las vacaciones el trabajo se ha ido almacenando solo y de ahí las cinco semanas de sobreesfuerzo. Pero lo que más me estremece de tu relato, incluso más que la reducción de espacio, es continuar con tus compañeras. Cada día creo que un tanto por ciento importante del bienestar laboral te lo da la calidad de tus compañeros. Sara Pestes y Sandra siguen ahí. Y ellas no van a cambiar. Por más que lo haga tu entorno.
    Aún así no es ventaja menor el Guardian de la puerta. Guste más o menos un flirteo estimula en el trabajo más que cualquier otra cosa. A veces ayuda a sobrevivir. Un abrazo y que te aproveche el fin de semana.

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    1. S.: me amargan. Y no puedo pasar porque tengo que trabajar con ellas e interactuar con ellas. Y tanto que afectan los compañeros. Cuando estaba en el zulo y solo me relacionaba con quien quería, era una maravilla. Bueno, siempre tenía que aguantar a dos, pero no trabajaba con aquellas dos.

      Y definitivamente los flirteos dan la vida. Lástima que solo está un mes cada mucho, pero menos es nada.

      Un abrazo y buen fin de semana para ti también.

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  3. Te leo por aquí pasa lo mismo El edificio se queda, lo toma otro nombre....
    dan paquetes a la gente para que se vaya
    y vienen Los milenios que tienen 23 años y la vida se renueva

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    1. Recomenzar: ¿Con paquetes te refieres a incentivos? Si es así, tienen que ser buenos para que se vayan ¿no? Es muy duro mudarse porque a los dueños quieran sacar más rentabilidad... supongo que ese será el motivo.
      Un abrazo enorme.

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