viernes, 30 de agosto de 2019

Un año de incertidumbre

Comencé a escribir esta entrada día y medio antes de las vacaciones. No veía el momento de que llegaran. Siempre es igual: las mismas ansias, el mismo cansancio, el mismo calor que me hace desfallecer y perder fuerzas. Año a año lo siento peor. Será la edad que me hace más gruñona, más intolerante y a mis compañeras más insoportables.

Turning Torso Building, Malmo (Sweden)
Turning Torso, de Bert Kaufmann
El curso pasado fue muy intenso, más que el anterior, aunque ya estábamos juntas las tres. El espacio se redujo a menos de la mitad, las quejas entraban por uno de mis oídos, salían por el otro, pero en vez de perderse en el espacio, rebotaban en la pared y volvían a entrar. Así una y otra vez hasta que al fin llegaba la hora de salida y podía desconectar. Ahora, en este inicio de curso no puedo evitar pensar, aunque lo intento, en que quizás todo eso desaparezca en un año. Es muy probable que nos mudemos a un nuevo edificio y, aunque no estoy a gusto donde trabajo, es inevitable hacer cábalas sobre el tema estrella en la empresa. Si no son Sandra y Sara Pestes, son las de la clase de inglés, las chicas de la limpieza hambrientas de información o alguien a quien acabas de conocer y quiere romper el hielo: ¿sabes si te quedas aquí?, ¿te toca mudarte?, ¿te toca ir a la torre? 

La Torre, un rascacielos enorme en otra zona de la ciudad que tiene a la gente bastante nerviosa. Con seguridad va la plantilla de la empresa B, pero mi departamento sirve a gente de las dos empresas. Los que estamos en esa situación vivimos en la incertidumbre. ¿Tendremos una mesa ya asignada en el nuevo edificio o nos quedaremos aquí? En realidad, nos vayamos a la zona nueva o nos quedemos en la vieja, nos tocará mudanza sí o sí. Hasta el mismísimo momento no tendremos la confirmación de nada. Es inútil comerse las uñas, preocuparse por ir a un sitio al que muchas no queremos ir si quizás al final todo se ponga patas arriba y nos toque ir a un tercer sitio que se saquen de la manga.

Mientras tanto, los edificios en los que trabajamos ahora se van adaptando para acoger a nuevos trabajadores, a nuevos clientes y visitas adicionales a tutiplén. Soluciones chapuzas temporales que hacen la vida de la plantilla un poco más complicada: menos oficinas, menos zonas comunes, menos cocinas, más baños compartidos con los visitantes, pero, al menos, se puede salir a la calle en la hora de la comida y respirar. Aire contaminado, sí, pero respirar y desconectar. Estoy segura de que todos estos inconvenientes serán pronto una incomodidad añorada, algo que echaremos de menos porque en el rascacielos superguay no habrá oficinas, ni baños para empleados, ni zonas para comer y, aunque a algunas los centros comerciales que nos rodearán les parecen la opción ideal para su tiempo libre, para otras no poder salir será un punto más en contra del nuevo lugar.

De momento tengo doce meses por delante con mucho trabajo, muchas quejas y muchas llamadas de la Rotten reclamándome un café. Al mismo tiempo me dedicaré a disfrutar de mi oficina compartida con dos compañeras cargantes porque el futuro quién sabe lo que deparará, con toda seguridad una mesa en una “pradera” y quizás comidas con la Rotten todos los días, y en eso es mejor no pensar. Así que cierro de una vez este texto para dedicarme al día y a día y otros textos y, si en un año sigo escribiendo por aquí, informaré porque novedades las habrá seguramente a puñados.

12 comentarios:

  1. te preocupás por algo que puede pasar dentro de 12 meses? jaja... la ansiedad a veces nos mata... saludos!!!

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    1. La ansiedad nos mata y nos remata, jajaja. Yo estoy tranquila con este tema, aunque parezca que no, pero las insistencias externas hacen que a veces me explote la cabeza, de ahí el texto, jajaja.

      Un abrazo.

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  2. Tómalo con calma y deja que las cosas fluyan solas :)
    abrazos

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    1. Eso intento, solo que cuando los demás insisten a veces llego al punto de la explosión, jajaja. Hasta es el tema principal de muchas clases de inglés. Me hartan! :D
      Un abrazo.

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  3. Cada etapa es una nueva lección de cómo asimilar los cambios. Seguro que irá bien. De momento tenéis dos temas que comentar, las vacaciones ya gozadas y las preguntas sobre el futuro de la empresa y los empelados. Un divertimento seguro

    Un abrazo

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    1. Sí, seguro que va bien. Lo cierto es que yo le veo ventajas tanto a quedarme como irme, aunque preferiría no tener que trabajar en un rascacielos.
      Un abrazo.

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  4. Somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros”
    y vos relusis con tus letras dia a dia me gusta lo que veo

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    1. Tal cual, Recomenzar. Porque este es un tema al que yo no lo doy mucha importancia en mi día a día, pero la gente no para. Así que lo que he escrito aquí realmente es lo que he hecho con lo que mis compañeras han hecho de mí. :D Me alegro de que me veas relucir. Un beso enorme.

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  5. No puedo evitar sentirme muy identificado con tu primer párrafo. El del verano. Septiembre es la vuelta al trabajo pero ya se va quedando atrás la falta de energía del calor. Más o menos porque aún...
    En cuanto a lo otro, tienes doce meses para que suceda algo que no será necesariamente negativo. Lo único malo de cualquier situación nueva es la incertidumbre. Pero ese problema suele ser imaginario. Espero que sigas aquí para explicarnos qué tal. Saludos

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    1. De hecho, S., tengo una tarea asignada que me tiene hasta el moño (probablemente sea la protagonista de la próxima entrada) y ya estoy deseando que llegue la nueva mudanza, sea a donde sea, para librarme de ese marrón. :D

      Te debo visita, me estoy poniendo al día tras las vacaciones.
      Besos.

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  6. Concuerdo con Jlo, puede que pase opción A u opción B, pero aún no ha pasado nada. Estás viva, con salud y trabajo y no muchos pueden decir eso.
    Las vacaciones creo te vendrán de perillas, un abrazo y a disfrutar que es lo que te toca ahora, ya habrá tiempo para la ocupación jé.
    Un abrazo!

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    1. Toda la razón, Nocturno. Pienso en ello menos de lo que parece, pero ese poco es demasiado. Y es más por la insistencia de los demás, aunque eso no sea excusa.
      Un abrazo.

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