Viernes 22 de mayo de
2020
Sigo en viernes veintidós de mayo. Publiqué la entrada anterior un poco antes de terminar la jornada y también antes de que me llamara
mi jefa cinco minutos antes de las seis. Se lo cogí porque no habíamos podido
conectar la una con la otra en todo el día, pero me hizo llegar tarde al
veterinario diez minutos, los diez minutos que me tuvo al teléfono después de
las seis (no hace falta decir que en estos momentos la puntualidad es más
importante que nunca, pero por si acaso, lo digo).
Como pensaba, me llamó para comentarme el email de Recursos
Humanos y para hablarme de mi próximo puesto de trabajo en septiembre. Me
confirmó que no va a haber sitios para todas, pero que va a solicitar uno
permanente para mí, no solo porque mi trabajo requiere el uso de ciertos recursos
de la empresa, sino para que el departamento tenga un sitio fijo y pueda
turnarme con alguna compañera que lo necesite en un momento puntual, por
ejemplo, con Sandra. En cualquier caso, no es seguro que lo concedan.
Al parecer mi antigua jefa, que trabaja ahora en un
departamento relacionado con el de Recursos Humanos, le ha puesto pegas a que
yo tenga un puesto fijo, aunque sea en un pasillo, como si Diana y yo
estuviéramos mintiendo, como si ella no hubiera sido mi jefa durante casi diez
años y no supiera perfectamente a lo que me dedico. No he descartado que pueda
leerme la mente, que sepa que estoy deseando volver y que lo haga solo por fastidiar porque cuando deseaba
salir del zulo desesperadamente no leyó un pimiento, o quizás sí y también me tuvo allí para fastidiar.
Algunas de mis compañeras trabajarán siempre desde casa o,
como mucho, en días alternos, otras volverán en septiembre con seguridad. De
las que vuelven, quizás algunas hagan turno de mañana o turno de tarde, pero se
evitará comer en la empresa. Diana no me ha comentado nada al respecto así que
no sé si será mi caso. Tampoco sabemos si nos harán pruebas de la enfermedad como
a los que se reincorporan a partir de junio, pero sí sabemos que habrá medidores
de temperatura corporal y que en los pasillos se pondrán pegatinas con las
rutas a seguir para mantener las distancias.
Sábado 23 de mayo de
2020
Mi padre y yo salimos a hacer la compra. Fuimos a dos
supermercados porque en uno de ellos no tienen el pienso que les gusta a
nuestros gatos. En el primero han suavizado un poco las medidas de control. Si
te lavas las manos con gel, no es necesario que te pongas guantes. En el
segundo, nos encontramos todas las señalizaciones en el suelo por donde debemos
transitar para mantener las distancias a partir del lunes, cuando se abrirán el
resto de tiendas del centro comercial. Me he vuelto a sentir triste. No, no se
me pasa la hipersensibilidad. En realidad no es nada malo. ¿Qué hay de malo en
respetar los caminos, los espacios y las burbujas de los demás? Siempre intento
hacerlo. Entonces, ¿por qué esas pegatinas me hacen sentir tan mal? Quizás
porque lo triste es que no sepamos hacerlo de manera natural y ni siquiera con
pegatinas lo respetemos.
Lunes 25 de mayo de
2020
Cuando abrí mi correo por la mañana, tenía dos llamadas perdidas
de mi jefa después de haber hablado conmigo el viernes y un correo diciéndome
llámame. La llamé y no me cogió. Mejor porque no sé si habría podido disimular
el cabreo.
Martes 26 de mayo de
2020
Hoy fui al fisio. Tenía un dolor horrible en los brazos
desde que empecé a trabajar en casa sin reposabrazos. La silla en casa de mis
padres los tiene, pero no me alivió nada, al contrario, me empeoró después de
probar a ponerle calor. Así que decidí que era el momento de vencer miedos e ir
a que me dieran un masaje. Fui a la clínica a la que va mi madre, pero no la
conocía. Me dieron instrucciones para acudir: ir con mascarilla (no creáis, no
tan obvio para algunas personas), lavarnos las manos al entrar, ser puntual
porque hay que esperar fuera y es mejor evitar colas, el personal va tapado casi entero, nada de agua a
no ser que sea pura necesidad y será el personal quien se lo dé al paciente…
La sesión fue molesta, pero salí con mejoría.
Jueves 28 de mayo de 2020
Siguen los problemas de comunicación con mi jefa. Me dejó para atender otra videollamada, "solo un momentito, Doro", a pesar de que teníamos que aclarar un tema bastante importante, claramente solo lo era para mí. Veinte minutos después, colgó y me puso en espera. Pasaban quince minutos de las dos, ya mi hora de descanso. Le colgué. No sé si me llamará o no. Me da igual. Ya todo me da igual. Tengo cosas más importantes en las que pensar.
Jueves 28 de mayo de 2020
Siguen los problemas de comunicación con mi jefa. Me dejó para atender otra videollamada, "solo un momentito, Doro", a pesar de que teníamos que aclarar un tema bastante importante, claramente solo lo era para mí. Veinte minutos después, colgó y me puso en espera. Pasaban quince minutos de las dos, ya mi hora de descanso. Le colgué. No sé si me llamará o no. Me da igual. Ya todo me da igual. Tengo cosas más importantes en las que pensar.
Creo sinceramente que el buen ambiente laboral es indispensable, con la de horas que pasamos en el despacho tiene que ser terrible esa tensión, y pasará factura.
ResponderEliminarTe noto muy triste con estas medidas que proponen, pero ya falta menos para la vacuna y todo volverá a ser normal, con nuestros excesos y toda esa mierda. Lo de los guantes, ahora dicen que es malo usarlos, y ya no sabemos si es el propio gel el que expande la enfermedad después de todas las vueltas que dan con sus politiqueos (esto es una hipérbole, ¿eh?, vamos que lo del gel me lo he inventado). Que mascarillas sí, que mascarillas no, que guantes sí, que guantes no. Que bla, que blablá y que blablablá.
En fin, me dejo de palabras y te mando un abrazo. Ánimo!
También creo que el buen ambiente es fundamental. No puedo decir que haya mal ambiente en el hueco donde trabajo, pero a costa de que yo me trago todo para que no haya una tormenta. Si abriera la boca, se montaría, y tampoco es plan. Es la única ventaja de trabajar en casa y, aun así, nunca se está sola al cien por cien porque no dejo de estar comunicada.
EliminarSí, sí, te entiendo perfectamente. Todo son incógnitas, cambios de opinión, incertidumbres y no siempre porque no se sepa sobre el virus, sino por temas políticos.
Un abrazo para ti también.
Buena crónica. Deberías hablar más de tus gatos jeje.
ResponderEliminarCon Sandra te llevas bien?
Se ve será cambio importante para ti en lo laboral, ojalá todo salga bien.
Jajaja, quizás lo haga, Nocturno. Las mascotas ayuda mucho a llevar los problemas.
EliminarSí, con Sandra me llevo bien. En realidad me llevo bien con todas porque callo, aguanto y no se crean conflictos. :(
Un abrazo.
Con tu jefa la relación perfecta no es, pero al final, como tienes paciencia, aguantas. Esos dolores por no usar apoyabrazos cuidalos, no tenemos recambios. Que el teletrabajo sea más usual que antes es una consecuencia lógica del confinamiento y me gusta porque ahorra gasolina etc.
ResponderEliminarUn abrazo y por un finde sin llamadas ni correos de tu jefa :-).
Y la cosa es que mi jefa es de lo mejor que hay en la oficina. Aquí pongo las quejas, pero tiene detalles muy buenos también. Y la prefiero mil veces, tanto como persona como jefa, que a Sara.
EliminarUn abrazo, y buen finde semana... ya estamos en el siguiente. :)
Cuando te leo pienso en el momento en el que vuelva al mundo laboral y no tenga más remedio que relacionarme con más gente y me agobio... pero no por lo que cuentas, es por los recuerdos que tengo de «compañeras de trabajo» (llamémoslas así) que de compañeras tenían lo mismo que yo de rubia.
ResponderEliminarBesos y ánimo.
A mí me pasa eso, que prefiero a mi jefa que a la mayoría de mis compañeras, y eso dice más de ellas que de mí, porque puede que aguante muchas cosas, pero de pelota no tengo nada. Pero también te digo que hay equipos dentro de mi empresa en los que la gente se lleva muy bien y hay buen rollo. Es un poco cuestión de suerte.
EliminarUn abrazo.
Pues ya está reabriéndose la actividad en algunos lugares, aunque claro que eso no significa que la alerta sanitaria se haya quitado en su totalidad, ni por mucho. Y por si fuera poco, el COVID19 no es el único problema escalándose. Este 2020 será recordado como de los años más horribles que uno se pudiera haber imaginado.
ResponderEliminarLlevamos unas semanas en las que la actualidad no covid se está superponiendo y no nos caen flores ni billetes precisamente. Está siendo malo y a veces cuesta levantar el ánimo. :(
EliminarA ti te entristecen los que no respetan las normas, a mí me irritan... al final tendremos que controlar nuestras propias reacciones o la cosa será peor para nosotros.
ResponderEliminarMe alegra que la vuelta esté siendo "no tan mala" aunque a ratos noto que tampoco es precisamente perfecta. Sea como sea disfruto mucho leyendo tu cotidianeidad, la forma en que la cuentas, eres inmensamente publicable por cualquier editorial con gusto.
Saludos desde otro rincón de la pandemia.
Gracias, S. Yo también he disfrutado mucho escribiendo estos textos, quizás porque a pesar de que la situación no es agradable, han sido un desahogo y me ha encantado leer vuestros comentarios, que también son un alivio.
EliminarY no podemos cabrearnos mucho, o encima saldremos perdiendo nosotros. ;)
Un abrazo.