Lunes 8 de febrero de 2021
Por tercera vez Diana, mi jefa, me ha dado plantón en nuestra reunión de puesta al día de los lunes. Me fastidia que no me avise porque mientras estoy pendiente de si se conecta o no, no puedo avanzar en nada. Normalmente le doy un margen de quince o veinte minutos y luego me desconecto. Si quiere hablar conmigo ya me llamará.
Media hora más tarde de la hora de inicio saltó un aviso de llamada perdida en Teams de Diana. Pensé que era raro porque era del mismo minuto en que estaba mirando la pantalla. La llamé y me desvió al buzón de voz, así que me conecté a nuestra reunión y seguí a la mío. Cinco minutos después Sandra me escribió un mensaje para decirme que estaba en una llamada con Diana, que no lograban añadirme a ella. Les confirmé que estaba frente al ordenador que me llamaran cuando quisieran, pero pasaba el tiempo y no había aviso. Cuando al fin me llamaron mi jefa me pidió dos cosas: la primera, que revisara por mi cuenta una tabla que teníamos que revisar las dos (ella, más bien). Le pedí que me dijera en qué quería que me fijara y noté que le sentó mal. La segunda, que en la reunión de la tarde… Y eso fue el remate porque no supo decirme claramente qué quería de esa reunión y también le sentó mal que le preguntara. No sé para qué me llamó. Nos lanzó a Sandra y a mí a una jaula de leones. Tres minutos antes de terminar la jornada me llamó para saber si estábamos vivas… o enteras. Y de paso me puso otra reunión para mañana.
Martes 9 de febrero de 2021
Diez de la mañana. Reunión con Diana para hacer la revisión del lunes. No sé conectó hasta veinte minutos después. Ya ni recordaba que estaba conectada y me dio un susto de muerte saludándome por encima de Not ready to make nice. Entró preocupada, cabreada y dispuesta a echarme la bronca porque los proyectos A no avanzan. Ella sabe que si no han avanzado es porque me ha puesto a hacer otras cosas y me ha tenido dos meses tan ocupada que no he podido dedicarles ni un minuto, pero se lo recordé igualmente. Eso creo que la enfadó todavía más. Las verdades duelen, supongo. También a mí me duelen las broncas. Vamos tan mal de tiempo que he tenido que pedirle ayuda a Sandra, así que me tocó llamarla para explicarle lo que tiene que hacer y cómo hacerlo. No entiendo que otra gente tenga que hacer parte de mi trabajo y a mí me tenga haciendo otras cosas.
Luego me llamó Marisol Marinube para resolver dudas. Resultado: las doce y media sin haber podido trabajar en mis tareas. Porque está muy bien que mis compañeras nos ayuden en estos malditos proyectos A, pero la gente tiene dudas, ¿a quién acuden? Surgen problemas informáticos, ¿a quién acuden? Así que me paso gran parte del tiempo resolviendo problemas que no tenía cuando lo hacía yo sola porque si la aplicación no funcionaba pasaba a otra cosa y punto. Ahora si la aplicación no funciona la gente me llama para contarme su historia. Y la aplicación falla mucho.
Lunes 15 de febrero de 2021
No tengo muchas ganas de escribir. Estoy muy cansada de esta realidad repetitiva que parece habernos encerrado en un bucle.
Para completar la reunión del martes pasado, en la de hoy mi jefa insinuó que soy una vaga y, bueno, a sus ojos lo soy, claro. No es que no trabaje es que no trabajo tanto como a ella le gustaría, no trabajo tanto como mis compañeras, que se quedan horas después del final de la jornada. Soy la mala de la película por no sacrificar mi vida para conseguir los resultados que ella quiere y me amenaza diciendo que no sabe cómo reaccionará el superjefe cuando conozca la falta de resultados. Me da igual lo que digan ella y él. Me da igual, pero me cansa. Me encantaría dejarla tirada, que todo el mundo tuviera que aprender en unos pocos días lo que yo aprendí durante años de cursos e investigación. Cómo me gustaría poder hacerlo.
Martes 16 de febrero de 2021
Abrí mi correo y lo primero que me entró fue un email de Sandra a las nueve de la noche del día anterior enviándome una tabla con la que me está ayudando. No tiene prisa, ni la he presionado, pero Sandra es una de las que busca excusas para no estar con sus hijos. Ya lo hacía cuando estábamos en la oficina y le mentía a su marido todos los viernes diciéndole que tenía que terminar algo que su jefa le había mandado a última hora. Supongo que ahora no tiene tantas oportunidades, o quizás zanganea un poco de nueve a cuatro para tener una excusa laboral después. Mi tabla a las nueve. Sentí... No lo sé, en realidad. No sé si vergüenza, rabia, asco, pena... Por cosas como esta la imbécil de Diana me machaca con que no hay resultados, porque mis compañeras trabajan a deshora para quedar bien, porque no tienen vida, porque no tienen otra cosa que hacer. Muchas de ellas no tienen ahora mismo carga de trabajo suficiente como para pasarse de la hora. Y yo, la única de siete que cumple horario, soy la vaga y la mala de la película. Fantástico.
En cuanto puedas hazte autónoma, tienes los mismos problemas pero son tuyos. No sé por qué me da la sensación que tú quieres, puedes y que tendrías una oportunidad. Cuando te sueltan:oh pero la crisis... La crisis precisamente hay que aprovecharlas. El problema son los puestos con ineptos que tirnen algo de poder. Y lo has pintado claro.
ResponderEliminarEn fin si logras encontrar una puerta, no lo dudes.
Que descanses este finde y sobre todo que lo disfrutes, un abrazo.
Gracias por tus ánimos, Luz. Lo cierto es que nunca me ha apetecido ser autónoma. Ahora mismo no quiero ni puedo dedicar más de ocho horas a mi trabajo y mi profesión no es de autónomos, aunque pueda parecerlo por las licencias artísticas que me tomo para escribir las entradas. :D
EliminarUn abrazo y gracias por pasarte.
Los días se parecen al día de la marmota, cada vez estamos todos más alicaídos y cansados.
ResponderEliminarPorque termine pronto esto del virus. Un abrazo, y feliz finde
Desde luego me siento como en el día de la marmota, pero sin posibilidad de meterme en el agujero de nuevo.
EliminarUn abrazo y gracias por pasarte.
Mi jefa me hace lo mismo los martes, pero en persona, que casi es peor, porque no puedo estar haciendo cosas mientras espero que se conecte.
ResponderEliminarMi jefa también lo hacía en persona pero ha tenido que reinventarse. :D
EliminarUn saludo y gracias por pasarte.
Joder, cómo está el patio.
ResponderEliminarCada vez que te leo se me van las ganas de volver al mundo laboral, hasta que recuerdo que gentuza como tu jefa hay en todos lados y entonces se me pasa.
Besos y ánimo.
Exacto, devoradora. Esto pasa en todas partes y de hecho siempre ha sido ese pensamiento el que me ha ayudado a seguir adelante y a escribir estas líneas, por si a gente en situaciones parecidas se caen por aquí y sienten que no está sola. El caso es que habéis caído todos vosotros por aquí, que no sé si estáis en situación parecida pero me animáis mucho. Y eso también me vale. :)
EliminarUn abrazo y gracias por pasarte.
Te hacen unas putadas...
ResponderEliminarCosas del trabajo, Pedro, cosas del trabajo. :(
EliminarUn abrazo y gracias por pasarte.
Ese ritmo es insostenible. Porque te agotará más la tensión de las recriminaciones que el mismo trabajo. Como parte positiva y esperanzadora está la noticia de esta semana de la reducción de jornada para aumentar la productividad que han planteado como proyecto desde el gobierno. Si tu empresa se apunta, te reducirán jornada pero no sueldo(hay subvenciones para las empresas que se apunten).
ResponderEliminarSea como sea, y sé que es difícil, tú cuando salgas del trabajo no tienes que pensar en este ni regalarle horas. Eso no se negocia.
Un abrazo
S., has dado en la diana con tu primera línea. No puedo más. Y me ha pasado lo que muy pocas veces: no he sido capaz de desconectar al terminar.
ResponderEliminarEstos no se van a apuntar a lo de la jornada. De hecho fueron de los que aprovecharon la crisis del 2008 para deshacerse de toda la gente con jornada reducida, sin darles opción a aumentarla.
Un abrazo, S. Gracias por pasarte.
pasaba para saludarte por educacion te veo bien con tus letras y feliz porque hay gente que te lee un saludo inmenso mi querida y suerte
ResponderEliminarSe ve pesada esa rutina laboral y mal por lo de Sandra, pasa en todo el mundo eso sí. Acá en Chile el ministerio de Educación cargante con volver a clases presenciales a pesar de que el Colegio de Profesores se opuso casi con apoyo del Min. de Salud, pero se salieron con la suya ya que muchas familias también quieren mandar a sus hijos (y nosotros bien intuimos que es porque no los soportan ya en casa.)
ResponderEliminarGente que no tiene vida o vida de mierda y necesitan que todos tengamos su misma vida...eso es lo que pasa Dorotea...Aunque ya lo sabes, que llevas muchos años con esta gentuza. Ahora no les ves la cara pero te igual la mala energía se percibe desde lejos con los mails. Que tristeza que la gente tenga hijos por tenerlos, tengan paraja por no estar solos, tengan...nada...que hagan las cosas porque así las hemos hecho siempre, sin cuestionar. Y así nos va, que ni que caiga una plaga de langostinos aprenderemos a pensar...
ResponderEliminarte envío muchos besazosssss