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viernes, 14 de julio de 2023

No pasó nada

THE dress, de dollyhaul
Hace un par de semanas comenzó a circular el rumor de que Carmina, la jefa, quería organizar una cena de fin de curso, pero no una copa y unos pinchos para nosotros como hacía Diana, sino un evento en toda regla con el departamento de investigación.

Íbamos hablando entre nosotras sobre el tema, por parejas. La Rotten me comentaba a algo. Luego yo le comentaba algo a Mike. Luego hablaban la Rotten y él por otro lado mientras Sandra me preguntaba algo a mí. Y a continuación Mike cuchicheaba con Pablo y el ciclo volvía a empezar.

Una de las cosas que nos molestaba más era que fuera una cena. La Rotten dijo que no iba a ir de manera rotunda, que ella tenía el pie mal y ni hablar del peluquín. Yo también dije que no. Ese día, fuera el que fuera, tenía sesión de fisio. Sandra dijo que no podía, pero que a eso había que ir sí o sí. A Mike no le importaba siempre que pudiera sentarse con Pablo para estar los dos a su bola y Pablo tenía que ir obligado porque le habían mandado organizarlo.

viernes, 3 de febrero de 2023

La despedida (4): La reunión

Si esta entrada se titula la despedida y se subtitula la reunión es porque Diana, la jefa saliente, aún sigue aquí.

La situación se ha torcido aun más desde la última entrada que escribí sobre ella. En aquel momento solo molestaba a Sandra, ahora también incordia a Mike y a Violeta. De hecho, ha empezado a organizar con ella un evento para septiembre. WTF! Sí, eso.

Pasaba el tiempo y a alguien de fuera podría parecerle que me libraba de sus garras. Yo sabía que no, las tiene extensibles al estilo de Elastic Girl. Y me atrapó. Me escribió para convocarme a una reunión de un día para otro. Me preguntó la hora de mi clase de inglés para parecer amable (nunca le han importado mis clases), pero la puso justo antes de manera que si se alargaba un poco llegaría tarde o no podría ir, de hecho, llegué tarde. Pero ya no soy yo, a la que nunca ha tenido en cuenta, sino las otras dos personas a las que convocó. Siempre dice que no podemos molestar a las manzanas, pero ella no les tiene ningún respeto porque no se convoca a nadie a una reunión de este tipo sin dar opción a escoger fecha. No sé por qué lo menciono si no es novedad.

Ella iba a usar esta reunión con dos propósitos. El primero, enseñarle a Carmina, la jefa entrante, el funcionamiento de esas reuniones, la información que se da y lo que se pide, también los emails que se mandan al terminar. El segundo, dejarlo todo organizado a su manera. De enseñar nada, por supuesto, como si quisiera que su sustituta la cague por no tener ni idea de cómo hacer las cosas para ella quedar bien. 

Antes de entrar tenía que haber hecho con la nueva lo que yo hice con ella: decirle qué datos proporcionar, explicar el proceso, no hacer promesas, ni dar información que no esté en la presentación y, por supuesto, no inventar nada. Siempre inventa, pero lo de esta última reunión fue especial, debió de querer despedirse a lo grande. Lo malo es que normalmente cuando inventa, de alguna manera hace falsas promesas porque la gente cree que va a sacar más beneficios de los que realmente va a obtener. Y luego me veo en la delicada posición de corregirla cuando empiezo a trabajar con la gente. Ayer me dieron ganas de abandonar. Si no puse la excusa de la mala conexión fue por la jefa nueva.

Se suponía que después de ese encuentro, íbamos a quedarnos ella y yo con Carmina para mostrarle lo que le tenía que haber enseñado antes, también la lista de gente que está involucrada en proyectos abiertos y cómo podemos organizarnos. No hubo tal reunión. Quisiera decir que ojalá lo hubieran hecho, aunque fuera sin mí, para que haya quedado ya finiquitado. Me gustaría enseñarle yo misma cómo funciona todo, cómo me organizado, cómo es mi día a día. Y probablemente tenga que hacerlo, pero también es probable que esta señora nos vuelva a convocar en vez de quedarse en su casa a plantar margaritas. Sinceramente: pobre jardín.

viernes, 9 de julio de 2021

La reina del cotarro

Reina Alicia en el País de las Maravillas
Reina, de Patrick Emerson
Llegué a la oficina temprano y cuando abrí el correo tenía dos convocatorias de reunión para esa mañana, las dos enviadas por Diana, mi jefa. La primera se solapaba con nuestra reunión semanal del lunes y terminaba justo antes de una reunión que había programado con otra persona (una amiga de Don voz sensual). La segunda reunión estaba puesta de una a una y media, pero me extrañaba que fuera a ser tan corta.

Dos minutos para las diez y apareció la Rotten. La semana no puede empezar sin que ella aparezca por aquí dos minutos antes de mi reunión semanal. Le dije que me estaba conectando y se fue.

Llegué primera. Pasó el tiempo, y pasó, y pasó. Diana no apareció ni avisó. 

viernes, 19 de febrero de 2021

Covid-19, Diario de un encierro (24): Reuniones, malditas reuniones

Lunes 8 de febrero de 2021

Por tercera vez Diana, mi jefa, me ha dado plantón en nuestra reunión de puesta al día de los lunes. Me fastidia que no me avise porque mientras estoy pendiente de si se conecta o no, no puedo avanzar en nada. Normalmente le doy un margen de quince o veinte minutos y luego me desconecto. Si quiere hablar conmigo ya me llamará.

Media hora más tarde de la hora de inicio saltó un aviso de llamada perdida en Teams de Diana. Pensé que era raro porque era del mismo minuto en que estaba mirando la pantalla. La llamé y me desvió al buzón de voz, así que me conecté a nuestra reunión y seguí a la mío. Cinco minutos después Sandra me escribió un mensaje para decirme que estaba en una llamada con Diana, que no lograban añadirme a ella. Les confirmé que estaba frente al ordenador que me llamaran cuando quisieran, pero pasaba el tiempo y no había aviso. Cuando al fin me llamaron mi jefa me pidió dos cosas: la primera, que revisara por mi cuenta una tabla que teníamos que revisar las dos (ella, más bien). Le pedí que me dijera en qué quería que me fijara y noté que le sentó mal. La segunda, que en la reunión de la tarde… Y eso fue el remate porque no supo decirme claramente qué quería de esa reunión y también le sentó mal que le preguntara. No sé para qué me llamó. Nos lanzó a Sandra y a mí a una jaula de leones. Tres minutos antes de terminar la jornada me llamó para saber si estábamos vivas… o enteras. Y de paso me puso otra reunión para mañana.

 

lunes, 9 de diciembre de 2019

Convidada de piedra

Puesto callejero de frutas y verduras (Segovia)
All kinds, de Gregorio Puga Bailón
Las reuniones de trabajo son un peñazo. Por suerte, no tengo que asistir a muchas y casi todas son necesarias para revisar ciertos puntos del trabajo o para que avancen los proyectos que coordino. Sin embargo, de vez en cuando me toca alguna insufrible que no está relacionada con lo que hago y a la que ni siquiera es necesario que asista.

Imaginemos que trabajo en la frutería de un supermercado, que soy la encargada de mantener las frutas al día y tengo una compañera que se encarga de las verduras. Todo el mundo ve todo junto, en armonía, combinando los colores y piensa qué bonito, pero… Yo podría aconsejar para que alguien haga una buena elección entre una golden, una reineta o una starky para hacer una tarta o cuál combina mejor con la lombarda, aunque no podría decir mucho acerca de la temporada en que se puede encontrar la lechuga romana, la de hoja de roble o la escarola o cuál es la más tierna. Pues eso ha pasado en mi última reunión, que era para verduleras (sin otra connotación que la de vendedora de verdura) y no para fruteras.