Si esta entrada se titula la despedida y se subtitula la reunión es porque Diana, la jefa saliente, aún sigue aquí.
La situación se ha torcido aun más desde la
última entrada que escribí sobre ella. En aquel momento solo molestaba a Sandra, ahora también incordia a Mike y a Violeta. De hecho, ha empezado a organizar con ella un evento para septiembre. WTF! Sí, eso.
Pasaba el tiempo y a alguien de fuera podría parecerle que
me libraba de sus garras. Yo sabía que no, las tiene extensibles al estilo de
Elastic Girl. Y me atrapó. Me escribió para convocarme a una reunión de un día
para otro. Me preguntó la hora de mi clase de inglés para parecer amable
(nunca le han importado mis clases), pero la puso justo antes de manera
que si se alargaba un poco llegaría tarde o no podría ir, de hecho, llegué
tarde. Pero ya no soy yo, a la que nunca ha tenido en cuenta, sino las otras dos personas a las que convocó. Siempre
dice que no podemos molestar a las manzanas, pero ella no les tiene ningún
respeto porque no se convoca a nadie a una reunión de este tipo sin dar opción
a escoger fecha. No sé por qué lo menciono si no es novedad.
Ella iba a usar esta reunión con dos propósitos. El primero,
enseñarle a Carmina, la jefa entrante, el funcionamiento de esas reuniones, la
información que se da y lo que se pide, también los emails que se mandan al
terminar. El segundo, dejarlo todo organizado a su manera. De enseñar nada, por supuesto, como si quisiera que su sustituta la cague por no tener ni idea de cómo hacer las cosas para ella quedar bien.
Antes de entrar tenía que haber hecho con la nueva lo que yo
hice con ella: decirle qué datos proporcionar, explicar el proceso, no hacer
promesas, ni dar información que no esté en la presentación y, por supuesto, no
inventar nada. Siempre inventa, pero lo de esta última reunión fue especial, debió de querer
despedirse a lo grande. Lo malo es que normalmente cuando inventa, de alguna
manera hace falsas promesas porque la gente cree que va a sacar más beneficios
de los que realmente va a obtener. Y luego me veo en la delicada posición de
corregirla cuando empiezo a trabajar con la gente. Ayer me dieron
ganas de abandonar. Si no puse la excusa de la mala conexión fue por la jefa nueva.
Se suponía que después de ese encuentro, íbamos a quedarnos
ella y yo con Carmina para mostrarle lo que le tenía que haber enseñado antes,
también la lista de gente que está involucrada en proyectos abiertos y cómo podemos
organizarnos. No hubo tal reunión. Quisiera decir que ojalá lo hubieran hecho,
aunque fuera sin mí, para que haya quedado ya finiquitado. Me gustaría
enseñarle yo misma cómo funciona todo, cómo me organizado, cómo es mi día a
día. Y probablemente tenga que hacerlo, pero también es probable que esta
señora nos vuelva a convocar en vez de quedarse en su casa a plantar
margaritas. Sinceramente: pobre jardín.