jueves, 4 de noviembre de 2021

La Niña Amargada se queda el fin de semana

Tantrum, de Lovelorn Poets
La hija de una amiga lectora de este blog tiene una capacidad extraordinaria para tratar con niños pequeños. Siempre la he admirado por eso. Ahora es una adolescente, pero ya con siete u ocho años, cuando la conocí, tenía una sensibilidad especial con los bebés. Nunca olvidaré cómo trataba al hijo de otra amiga, cómo le cogía las manitas y le hablaba con tanto cariño y tanta dulzura. Verlos era una preciosidad. Sé una pequeña parte de la educación que le da su madre, es parecida a la que me daba la mía y yo no tengo para nada esas capacidades. Así que supongo que una parte de cómo nos comportamos con los bebés lo llevamos dentro. Pero una cosa es no tener afinidad con las personas en sus primeros años de vida y otra lo que pasa en casa de mi vecina de al lado.

El fin de semana de difuntos fue movido en el edificio. Mi vecina tuvo visita. Vino su hija, la que está fuera, pero como viene a ver a su madre se largó todo el fin de semana de juerga y la dejó con su niño, un bebé de apenas dos años. Por supuesto, la Niña Amargada se apuntó al grupo. Su madre la deja en casa de la abuela siempre que puede, pero la Amargada tampoco puede permitir que su primito se lleve en exclusiva todas las atenciones de la abu, aunque sea dos veces al año y ellas estén juntas siempre.

El sábado la cosa estuvo bien. El día era desapacible, lluvioso y oscuro, la tarde me pedía manta, películas y libros y reconozco que pude leer y pude ver, pero el domingo, ay, el domingo. El domingo amaneció con gritos y llantos y no precisamente con los del bebé. Y así estuvimos hasta que la Amargada se fue.

No sé qué le pasa a esta niña porque solo percibo una parte de la historia y tampoco soy psicóloga. Diría que no tiene mucha inteligencia de ningún tipo por actitudes que ha tenido en el pasado. Una niña de diez años que no distingue el bien del mal tiene una carencia. No sabe que morderle a una persona está mal (esto no llegué a contarlo porque sucedió en mi parón bloguero de este año, pero fue… ¡UF!), también está mal intentar ahogar a un bebé con un cordel (su prima) y jugar con violencia gratuita, sobre todo cuando eres la mayor con diferencia y las personas con las que juegas no tienen capacidad para defenderse.

Tengo pocos primos: dos por parte de mi padre y tres por parte de mi madre. Nos llevamos poco tiempo y nuestros juegos a veces tenían peleas, sobre todo porque el mayor de cada parte es celoso y envidioso, como si no hubieran superado el nacimiento de sus hermanos y de su prima (o sea, moi), pero esas peleas eran en igualdad de condiciones. La Niña Amargada hace uso de su superioridad, es como una acosadora de colegio, de hecho, han llamado varias veces a su madre por ese tema. Cuando sus víctimas se rebelan, y dos de sus primas comienzan a rebelarse, monta el pollo. Aunque también lo monta estando sola. Sus espectáculos sonoros llegan a ser insoportables.

Uno de sus cabreos el domingo del puente fue porque el bebé le tiró del pelo. ¿Hace falta que diga que los bebés tiran del pelo y no es nada personal? Hasta yo lo sé, pero justo en ese instante fue cuando recordé a E., la niña del primer párrafo, y su sabiduría innata. La pobre Amargada parece que no tiene innato nada bueno, solo la violencia y el mal rollo. No entiende que lo del pelo no es un ataque ni aunque se lo digan separando las sílabas y vocalizando bien y eso que todos sus primos son más pequeños que ella y los ha “sufrido” anteriormente.

De verdad que su inteligencia emocional y su sensibilidad brillan por su ausencia. La que montó no está en los escritos. Gritó hasta quedarse afónica, pataleó, caminó pisando como un troll, siguió gritando, perdió las formas con su abuela… No sé si puedo describir lo horrible y vergonzoso que es ser testigo auditivo de estos berrinches. Creo que hasta le hizo algo al bebé porque empezó a llorar como un loco, quizás un pellizco o un empujón. ¿Pero sabéis cuál fue la postura que tomó la abuela? Decirle al bebé que le pidiera perdón a la Amargada, que no se tira del pelo. Así que puede tener algo innato en ella, pero el mensaje que recibe de las personas mayores que están a su alrededor lo fomenta.

Todos los que vivimos alrededor de su abuela en el edificio sufrimos los ataques de ira de esta pequeña psicópata en potencia. Por eso, y como le decía a Sergio en uno de los comentarios de la entrada anterior, prefiero ir a trabajar presencialmente y encontrarme con mi jefa que aguantar los espectáculos de la Niña Amargada.

15 comentarios:

  1. Madre mía. No es perfecto, pero unos buenos auriculares ayudan mucho
    Todos tenemos nuestras cosas innatas. La educación debería potenciar unas y limitar o erradicar otras y, sobre todo, traspasar esa habilidad para que cada uno potencie oreprima sus propias 'tendencias,.
    Es cierto que esa labor no suele ser de los abuelos, quizá ha habido un "vacío legal' en alguna fase
    Por cierto, nada más mencionar a E. pensé en ella.

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    1. ¿A que sí? Es que esa niña sí es increíble con los bebés. Tengo que avisar a su madre para que no se le pase esta entrada. :)

      Ay, Ole... si es que se la oye hasta con auriculares puestos, incluso cuando monta el espectáculo en la calle. Alguna vez los gritos eran tan fuertes que les pregunté a mis compañeros de inglés si la oían. Por suerte parece que el micrófono no es muy sensible. Y sí, ha habido y sigue habiendo muchos vacíos legales y, aunque los padres son los principales responsables y son un auténtico desastre egoísta, todo su entorno tiene una actitud bastante tóxica. La verdad es que es un caso muy interesante, por más que sea terrible, de cómo el entorno jode vidas.

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  2. Esa nena tiene su personalidad, no sé cuando sea mayor si le saldrá a su favor, pero igual sí. No se sabe. De momento hay que estar alerta de que no ahogue a algo o alguien :-)

    Un abrazo

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    1. Hasta puede ser que sí... ojalá le vayan las cosas bien y sobre todo que les vayan bien a las personas que se acerquen a ella. ]:D
      Un abrazo.

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  3. Esa es la niña que antes acababa en espectáculos de televisión donde un hermano mayor que más bien podría pasar por su padre le evidenciaba los traumas y la sacaba del hoyo y todo acababa bien en más o menos una o dos semanas. Algo que nunca me creí. Estudié pero no ejercí la pedagogía. Pero sí entendí que la misma educación a distintas personas no da los mismos resultados. Estoy de acuerdo en que algo le falla. No digo que esa niña esté perdida. Pero entiendo que no hacen nada especial con ella. Y requiere mucha ayuda y durante mucho tiempo. Yo también apuesto en tu caso por los tapones porque vivo con ellos por motivos distintos. Aunque ya sé que los ruidos se abren paso incluso a través de estos. Comprobado. Saludos

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    1. Yo tampoco quiero pensar que esté perdida, pero que hasta ahora sus mayores le han fastidiado bien la vida, de eso estoy segura. La dejan a su aire, no la educan, o sí, pero mal, diciéndole que es guapísima, subiéndole el ego, pero no le enseñan a compartir, ni a respetar, ni le dicen que morderle a alguien está mal. Y un día su abuela me la quería dejar para ir a hacer no sé qué. ¡JA! :D

      Un abrazo.

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    2. ¡Era tu oportunidad! Rollo rottenmeyer, con la fusta. Que aprendiera modales la niña...

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    3. ¡Era tu oportunidad! Rollo rottenmeyer, con la fusta. Que aprendiera modales la niña...

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    4. :S Calla, calla, que es de las que miente sobre el comportamiento de la gente cuando no le llevan la corriente.

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  4. Te iba a decir que pobre abuela hasta que he leído lo de que le dijo al bebé que le pidiera perdón a la Amargada. Aunque vete a saber, igual la nieta y la hija tienen a la mujer acojonada.
    Desde que tengo hijos me cuesta más opinar de los de los demás, y eso que ahora se puede decir que tengo más «derecho» que antes de ser madre porque sé lo que conlleva criarlos y educarlos.

    Besos.

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    1. No, no la tienen acojonada, pero está harta, igual que su madre, y la dejan a su libre albedrío. Con decirte que hace unas semanas la abuela la mandó a la mierda, con otros gritos que creo que todos los vecinos en ese momento nos pusimos colorados de la vergüenza ajena. Sé que está hasta el moño, pero no creo que sea la solución. Es muy vergonzoso ser testigo de esto. :(

      Y no se trata de tener derecho o no a opinar. A mí, por ejemplo, me dicen que no tengo derecho a opinar porque no soy madre, aunque soy hija, y sé cómo hacían las cosas mi madre y otras madres que tenía alrededor. Pero aquí la cuestión es, por qué no se trata este tema como se trata la violencia de género. Porque en la casa de esa niña hay un problema gordísimo y nadie hace nada, quizás yo incluida. Y como un día pase algo gordo, nos rasgaremos las vestiduras y le echaremos la culpa a los servicios sociales por no haber hecho nada.

      Un abrazo.

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  5. Me pregunto si hará los mismos berrinches en la escuela? porque ahí podrían buscarle apoyo?
    Un abrazo y admiro tu paciencia jeje

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    1. En el colegio alguna ha montado también. Han llamado a los padres varias veces por pegarles a sus compañeros. Es un poco matona...
      Ya ves, mi paciencia inexistente, que no me quedo en mi propia casa para no aguantar los escándalos.
      Un abrazo.

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  6. Esa ilustración de nombre Tantrum debió ser la que acompañara mi viejo post explicando por qué soy childfree (no haber querido tener hijos).

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    1. Jajajaja, es que es fantástica. Aunque creo que a la mayoría de niños se les pasa con la edad, para qué arriesgarse a que salga un@ como la de esta entrada, jajaja.
      Un saludo.

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