De versión en versión (2): El violador

¡Ni una!, de Dorotea Hyde

Dorotea:

Aún estaba hablando con la señora Hyde, preguntándole qué tal habían amanecido ella y el señor Hyde. Le encanta contarme dramas nada más levantarse. Tenía que ser algo que la animaba a enrollarse más de lo normal, la guerra en Ucrania o algo sobre una serie que estamos viendo, porque eran casi las diez cuando oí las voces y aún estaba al teléfono. Una planta de diferencia (esto lo supe después), más los auriculares encajados en mi oído haciendo vacío, más mi madre cotorreando, amortiguaron el volumen y el tono de la algarabía de fondo. Sentí que había jaleo, pero no sabía si era bueno o malo. Los gritos de alegría a veces no se diferencian de los de dolor o terror. De pronto, Merche, la señora de la limpieza, salió al descansillo. La siguió corriendo Marisol Marinube. Como entraron y no me dijeron nada, seguí a lo mío.

 

Marisol Marinube:

Tienes que cerrar las puertas. Había un hombre masturbándoseenelportal. Luego siguió a una de las chicas de la planta de abajo, ¿no oíste el jaleo? Al parecer intentó llevarla al ascensor, pero ella se dirigió a las escaleras y subió y pudo pedir ayuda.

La Rotten:

¿No te has enterado? … Cassandra me ha contado que un hombre ha atacado a una chica que venía a una reunión con Marcos. No, no, es alguien de la empresa, pero trabaja en otro edificio. Es amiga de Cassandra y fue ella quien me lo contó. No sabe si estaba al acecho en la hamburguesería, pero la acorraló cuando entró en el portal. Tenía ya los pantalones bajados. “Pants off!”, me dijo Cassandra claramente. No me contó mucho más, estaba muy afectada. Su amiga se quedó en un estado de nervios… Puso denuncia, pero el tipejo se escapó.

 

La becaria:

Entré en el portal y los vi junto a la puerta pequeña [la que da paso del portal al vestíbulo del ascensor], estaban de pie los dos, pero… pero nada, normal. Ella me hizo señas, pero no sé… Me metí en el ascensor y entonces ella corrió escaleras arriba. Entonces el hombre vino al ascensor e intentó abrir la puerta. Menos mal que hizo clac y ya no pudo, pero tenía la cara pegada al cristal. Qué miedo.

 

Marisol Marinube [a la Rotten]:

Uy, sí, si yo ya lo sabía. Es más, yo también lo vi, lo vi de primera cuando llegué a las nueve. [¿?]