Este es el que yo compraría (Ilust.: FreeFunArt) |
Cuando nuestra jefa, Diana, anunció que se jubilaba, Sandra empezó la campaña para comprarle un regalo. Llevamos muchos años juntas, la conozco mejor que a la mayoría de mis amigas más íntimas, así que desde un principio sabía que me iba a pedir ayuda igual que sabía que no pensaba involucrarme salvo en lo esencial porque esa serpiente venenosa no se merece ni agua.
Todo este asunto me ponía del mal humor. Comenzó con un presupuesto que aumentó gracias a una trampa. Nos sugirió diez euros para el regalo y cinco para unos pinchos, pero cuando RRHH anunció que se haría un pequeño acto oficial, siguió contando con quince euros por cabeza sin consultar y eso no me gustó. Aportando diez euros conseguiríamos una cantidad suficiente para un buen regalo. Cuando le di mi parte le advertí (amenacé) que no pensaba poner ni un céntimo más. No es que yo sea cutre, lo que pasa es que a Sandra no le han cortado la luz más de una vez por llevar bien las cuentas.
Una vez establecido el presupuesto siguió la incapacidad de Sandra para decidir qué colgante comprar después de haber sido suya la idea de regalarle un colgante. Me enseñó todas las webs de marcas de joyería y bisutería habidas y por haber para ella. Nada le gustaba: era muy juvenil, o muy serio, o muy dorado, o muy brillante. La búsqueda se intensificó hasta tal punto en los días previos al black Friday que soñé con cadenas adornadas con brillantes que me aprisionaban y me ahogaban. Cuando al fin se decidió por el primero que había visto (tanto coñazo para eso, casi muero), le sobraron diez euros que le quemaban en el bolsillo, así que decidió comprar una botella de cava. Pero no le valía una botella de nueve con noventa y nueve, tenía que ser algo de categoría. Debió de acordarse de mi advertencia porque dijo que ella ponía la diferencia.
Números rojos.
La cosa no quedó ahí, porque ya con la cuenta en negativo me
dijo que teníamos que comprarle una postal. Hizo lo mismo que con la joya y buscó
en la web, en esa tienda online donde se encuentra de todo, y me dijo que las
más baratas que le salían eran de seis euros.
-10 + (-6) = …
Hagan las cuentas.
Me apiadé un poco de ella y me ofrecí a mirar en una tienda
cerca de mi casa. Eran bastante más económicas, pero no me acababan de
convencer porque no pegaban con el carácter de mi jefa (encima, yo pensando en eso).
Pero vi unas en los chinos adornadas con flores secas, bonitas y delicadas por un euro y veinticinco. Y esa
compramos. Sandra quiso darme el dinero (se quedaría en -10 + (-1,25)),
pero no se lo cogí. Así que al final quedamos en número rojos las dos.
Siempre he solucionado lo de regalar algo a quién no me gusta no regalándole nada. Mis acciones han causado alguna que otra polémica pero soy impermeable a la crítica ajena cuando estoy muy seguro de algo(pocas veces pero a veces me pasa que sí tengo una convicción muy arraigada). Al principio llama la atención pero con el tiempo la gente se acostumbra incluso a tus extravagancias.
ResponderEliminarTú eres bastante buena persona en general. Más Dorotea que Hyde. Y veo que además vas a tener la suerte de ver esa ansiadísima jubilación. Creo que ese alivio te va a poner más fácil incluso tratar con Sandra y sus cositas de persona sin capacidad de decisión. Supongo que debo felicitarte a pesar de los inconvenientes. Saludos
Sinceramente, no le habría regalado nada, no se lo merece. Pero por una vez sucumbí a las apariencias y quise quedar bien con la jefa nueva. Me vendí, lo sé, es que nadie es perfecto, ni siquiera nuestras partes "Hyde" que intentan compensar lo que nos falta como Jekyll.
EliminarNo sé si podré llevar mejor a Sandra. Se avecinan tiempos de libertad y emponderamiento para todos y eso ella no lo lleva nada bien. Estoy segura de que se me va a agarrar al cuello como una sanguijuela. Pero... ¿quién tiene el cargo de las dos?
Sí, S., creo que es una felicitación lo de ahora. :D
Un abrazo enorme.
Yo tampoco hubiese regalado nada. Un abrazo.
ResponderEliminarAis, ya sois dos contra una. Y con razón. :) Un abrazo.
EliminarJe je qué divertida entrada. Concuerdo contigo, yo también le hubiese comprado el de la primera foto que compartes con la calavera. Por ahí quizá le gusta y se lo pone en sus momentos BDSM que quizá tiene jeje
ResponderEliminarTe mando un gran abrazo.
Nunca se sabe, Noc, nunca se sabe. Jajaja. Lo mejor habría sido no comprarle nada, pero al final ella también es generosa, y esto es tema de una futura entrada que ya estoy preparando.
EliminarUn abrazo.
Aix...pues yo hubiera sucumbido igual que tú. Porque soy muy de bla, bla, bla y de cagarme en todo lo que se menea, pero luego me da pena todo, hasta la persona que me cae mal...y también tengo un poco de eso de que no quiero quedar mal...
ResponderEliminarAsí que también me hubieran pillado de lleno.
Te entiendo a la perfección. Y bueno...al final es un regalo para alguien que te cae mal y se va...se Vaaaaaaa!! Así que el gasto de dinerito se va y chau! a tomar por saco!
Este 2023 será mejor. Verás!!!
O crucemos los dedos para que lo sea!
Besazos guapa!
Crucemos los dedos. Estoy segura de que sí, será mejor.
EliminarEn realidad no lloro el dinero, solo "lloro" por no haber sido capaz de plantarme, pero bueno, ya está. Como le decía a Nocturno, ella también es generosa, así que ojalá los disfrute... lejos de nosotras. XD
Un abrazo enorme.