Hace unos años se abrieron un par de edificios en la empresa
en los que implantaron un sistema de reconocimiento facial para el acceso. Por
supuesto, no nos pidieron permiso para aprovecharse de nuestros caretos. Simplemente
cogieron la foto que habíamos dado para la tarjeta de identificación y la incluyeron
en el sistema.
Todo el mundo estaba encantado. Yo eché sapos y culebras por
la boca, pero no pude hacer nada. Ni siquiera
cuando
entró en vigor el RGPD (Reglamento General de Protección de Datos) y firmé
que no autorizaba el uso de mi fotografía pude conseguir que la retiraran. Cinco
años y medio desde que no les firmé la autorización, cinco desde que recibí las
amenazas veladas para que rectificara mi decisión.
Como curiosidad, cuando se abrió
el
edificio nuevo en el 2021, no incluyeron a los empleados antiguos en el
sistema de identificación, pero tampoco teníamos acceso con la tarjeta. Todo
está conectado, todo es un único sistema, pero al tiempo, ese edificio estaba
aislado. Para entrar allí tenía que sacarme una foto y subirla a una app. El
tema no me molaba y pasé olímpicamente hasta que al final sucumbí en noviembre
pasado. Tuve que ayudar en la organización de un evento y me tocaba entrar y salir continuamente,
así que me saqué la dichosa foto (encima salí genial, por una vez) para poder
hacer el trabajo.
Los empleados raramente valemos algo, sobre todo si estamos
de la mitad de la jerarquía para abajo. Da igual que tengamos unas ideas sensatas, o grandiosas, o que queramos ejercer nuestros derechos. Pasan de nosotros por
completo. Sólo cuando la ley obliga o los clientes lo exigen, se producen
ciertos cambios. En el caso de la empresa donde trabajo suele ser más por lo
segundo que por lo primero.
Desde hace unos meses hay medidas de seguridad extras para
el acceso a las instalaciones debido a los conflictos internacionales. Vienen clientes
y visitantes de todas partes del mundo, personas que quizás, sólo quizás, no
quieren que su cara se utilice como punto de acceso.
El problema de los parámetros biométricos es que son únicos.
Podemos cambiar una contraseña, un patrón, pero no nuestra cara (como norma
general) ni nuestra huella dactilar. A algunas personas nos preocupa el robo de
estos indicadores por mucha ciberseguridad que haya y de ese grupo, una parte
tiene la capacidad de hacer presión para que, al menos, haya opciones donde
elegir.
Hace una semana nos enviaron un enlace para aceptar o no el
uso de nuestra cara en el sistema de reconocimiento facial. Me confirmaron que
si lo rechazaba me darían acceso por tarjeta y cliqué el no. Al fin, después de
diez años de estar usando mi cara sin permiso, dejé de estar en el sistema.
Ayer me dieron la nueva tarjeta. No sin antes avisar a todo
el mundo de que Dorotea Hyde va a usar ese método y no su jeta para entrar,
para que no se extrañen. Pero de qué porras se van a extrañar si la opción al
fin existe. No sin tener que aguantar a una de las recepcionistas mirarme con
cara de suficiencia mientras me soltaba el rollo de que podía subir una foto…
Sí, nena, sí, déjalo, que puedo ser tu madre. Sé que me dices todo eso porque
puedo ser tu madre, pero he visto naves arder más allá de Orión, así que ahorra
saliva.
Y ahora paso la tarjeta y cierro sesión.
Actualización [04-04-2024]: hoy encontré una noticia en redes sobre la actualización de la normativa para
el uso de marcadores biométricos. Supongo que al final esa fue la razón del cambio en mi empresa. Lo dicho: o la ley o los clientes, y esta vez fue la ley.
Las jerarquías de mando... Sobre todo de la mitad para arriba... Pobres hartos de pan.
ResponderEliminarY cuanto de ese pan son raciones robadas... mejor me callo.
EliminarEs que tema de las identificiones es muy peliagudo en depende qué sectores industriales y comerciales.
ResponderEliminarQué bien que al menos en esa foto salieras bien :-). Un abrazo
En la mía últimamente se lo están tomando muy en serio. Entiendo que haya controles de acceso, pero creo que lo motivos... bueno, se creen más de lo que son. Ya está dicho. Parece que hoy tengo la lengua suelta. :D
EliminarSalí genial! Manda eggs. :D
Vaya, me ha interesado por motivos personales lo de la cara. Yo también estoy sometido a diario a ese control de mi jeta sin permiso. En mi caso ni se me había ocurrido.
ResponderEliminarLo peor es ver cómo los mismos trabajadores a veces son un obstáculo para que ejerzas ese derecho. Hay gente de ti que parece peor que los mismos jefes. Más controladores si cabe. Esa recepcionista no recibe bien. En mi caso sé lo que le diría y donde puede meterse sus indicaciones pero no lo digo porque no sería un buen consejo. En fin, su tontería desaparecerá algún día como... lágrimas en la lluvia, ja,ja Saludos
Yo estoy rodeada de gente que es más papista que el papa. Sé que hay de todo en todas partes, pero el índice de personas corporativistas es bastante alto y me hace sospechar que reciben bonos que yo ni huelo (Probablemente no, pero me parece menos preocupante creerme la mentira).
EliminarEsa recepcionista me da pena porque está subcontratada, así que cada mañana debería pedir que se acercara a recepción más gente como yo.
Jajajaja, si coincido con ella otro día le diré que vea la película.
Un abrazo.
Y en eso del reconocimiento facial, ¿no hay que actualizar la foto cada cierto tiempo? No sé, pero creo que podemos cambiar bastante, según en qué casos y el tiempo que pase.
ResponderEliminarBesos.
Hasta noviembre que subí la foto nueva, la antigua seguía funcionando quince años después. Supongo que analiza facciones. De hecho a mí me confunde con una compañera. Aparentemente no nos parecemos, pero seguramente tenemos tamaño y separación de rasgos similares.
EliminarUn abrazo.
Te felicito por defender tu punto de vista, tenés toda la razón para negarte.
ResponderEliminarMe gusta la cita dee Blade Runner.
Besos.
No creas, Demihurgo, he podido defenderla ahora que me han dejado, pero en todos estos años fue una batalla perdida en la que ni siquiera pude participar. :(
EliminarEse monólogo de Blade Runner es lo más. :)
Un abrazo.
Este futuro al que estamos sometidos ya me indigna. Un control absoluto sobre las personas...veremos dónde termina todo esto...pero a mi me da un poco de miedo.
ResponderEliminarA mí me aterra. No quiero darle mi cara a nadie, a ver si se enteran de una vez. Ni que fuera molesto pasar la tarjeta. Creo que sólo ha sido una batalla ganada,, pero no la guerra.
EliminarUn abrazo.