viernes, 1 de marzo de 2019

El dichoso RGPD

La aprobación y entrada en vigor del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) trajo mucho revuelo a la empresa, no solo porque los empleados tuvimos que tomar nuevas medidas a la hora de manejar y conservar datos, sino también a la hora de autorizar, o no, el uso de nuestro propios datos por parte de la empresa. Supongo que en todas partes han tenido inconvenientes parecidos.

Con esta entrada en vigor, hemos tenido que firmar un anexo a nuestro contrato con nuevas autorizaciones o restricciones y yo, que estoy bastante preocupada por el tema, no di permiso para el uso de mi fotografía. Cuando firmé mi primer contrato no podía negarme. O aceptaba o no entraba. Quizás si no hubiera sido tan novata se lo podría haber planteado a mi jefa, pero bueno, son cosas que pasan. Sin embargo, con el cambio de ley y visto que podíamos elegir, elegí. ¿Qué podía pasar? ¿Qué me despidieran? 

Este fue otro de mis pequeños actos de rebeldía particulares y ya llevo unos cuantos, sin pedir permiso ni ayuda, sin involucrar a nadie, asumiendo las consecuencias porque estoy en todo mi derecho a hacerlos. Sobre todo, lo que me empujó a negarles la foto fue la tardanza en recibir el documento. El RGPD entró en vigor en mayo del 2018 y no lo recibimos para firmar hasta bien avanzado el otoño. Pues toma negativa.

No fue hasta hace unos días que me encontré un email recordándome lo que había firmado. Ni que hiciera falta. Además, me soltaban un rollo sobre nuestra eficiencia, que cuando hay una actividad se identifica a los responsables de la organización tanto con su nombre como con la fotografía y que autorizar el uso de la mía les facilitaría mucho las cosas a los de Marketing. A mí qué porras me importan los de Marketing. ¿Le importo yo a alguien? Me da igual que su tarea vaya a tener obstáculos. En realidad, no lo veo así. Si no tienen que hacer mi foto, una cosa menos. Y cuanta menos tinta en color, más barato el folleto. ¿Y realmente pasa algo porque solo vayan mi nombre y una breve bio, sin mi foto? ¡Ni siquiera organizo eventos!

Convencernos… o doblegarnos, claramente ese era el objetivo del texto, presionando a los que no hemos dado el brazo a torcer. Desde la primera línea hasta la última, donde recuerdan que, para cambiar de opinión, solo tenemos que enviar un email a Recursos Humanos. Pero no recuerdan en ningún momento los derechos que tenemos por ley. Eso no. Así que muy educada, después de unas cuantas horas dejando reposar el mensaje, les contesté que lo tendré en cuenta, todo. Y todo no solo son las facilidades que me dan para cambiar de opinión a su favor y en mi contra, sino también las presiones para salirse con la suya. Llegado el momento les recordaré que para dar una atención personalizada no hace falta una maldita foto, que lo he estado haciendo todos estos años y no ha habido quejas por parte de mis “clientes”. Que menuda obsesión tenemos con las fotos *#@!!!.

4 comentarios:

  1. Todo es para perjudicar al trabajador. A veces no queda más remedio.
    Te interesaría leer este libro: BUENOS DIAS, PEREZA: ESTRATEGIAS PARA SOBREVIVIR EN EL TRABAJO
    CORINNE MAIER.

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    1. Me lo apunto. Gracias, Pitt! Está claro que siempre van a intentar macharnos. No se hace dinero del trato justo.
      Un abrazo.

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  2. El lenguaje retorcido de todas las empresas se ha transformado con los años y el miedo a que los jueces les multen. No pueden apuntarte con una pistola para que hagas lo que quieren o exigírtelo. Como no te pueden extorsionar libremente, se mantienen en ese punto de amenaza velada que aún siendo débil, convence a mucha gente. Has hecho bien. Por mi experiencia solo es un su último recurso. No pueden hacer nada así que lo intentan así. Pero no es no. De todas formas yo también me voy a apuntar el libro que sugiere nuestro amigo Pitt el misántropo. Promete.
    Besos

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    1. De momento me mantengo firme. :) Es más, sin ser una empresa gigantesca, sí es grande y si no fuera porque este Reglamento les ha hecho ponerse las pilas, seguirían pasando olímpicamente de muchas cosas aun estando en la diana de ciertos ladrones de datos. Y luego entra en juego esa obsesión por imagen. Eso sí, no ves a un solo feo ni gordo en las fotos de la web. Pues que les den, pero no pienso cederles la mía.

      Besos

      PD Ya tengo el libro localizado. Lo que no sé es cuándo caerá... ya sabes, la pila de pendientes. :D

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