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miércoles, 14 de mayo de 2025

28 de abril de 2025: Crónica del gran apagón (y 3)

16:30h

Alrededor de las cuatro y media vimos que se acercaban dos autobuses. Con esa línea tendría que recorrerme media ciudad, pero la caminata era factible.

Todo el mundo se apelotonaba para intentar subir. No quería entrar en la misma dinámica, pero me di cuenta de que o achuchaba un poco a los demás o me quedaría en tierra por ser respetuosa. Tampoco me hizo falta dar empujones. Subí y respiré. Es verdad que quedaba el trayecto, pero cuando me vi colocada en el pequeño trocito de bus que me correspondía, respiré con alivio. De verdad sentí que me quitaban un peso de encima.

lunes, 5 de mayo de 2025

28 de abril de 2025: Crónica del gran apagón (2)

Estación de Plaza Elíptica. Autor: Luis García (Zaqarbal). Fuente: Wikimedia. Licencia: CC BY-SA 3.0

 

14:40h.

Al final de la primera entrega de esta crónica estaba perdida en la plaza de Legazpi, dando vueltas preguntando a diestro y siniestro cuál era la calle para poder llegar a la plaza Elíptica y sin recibir respuesta porque la gente no tenía ni idea. Algunas personas creo que no habían oído hablar de la Elíptica en su vida.

La plaza Elíptica es uno de esos lugares con doble nombre. Su nombre oficial hasta hace ocho años era Fernández Ladreda, pero no sé si alguien le llamaba así. En el 2017 se recuperó su nombre original y yo ni siquiera me había enterado. Y no soy la única. Hace unos días, antes del apagón, hablaba con una amiga y la plaza salió en conversación. Justo me comentó que su nombre oficial era el otro, así que no soy la única que vivía en Babia con respecto a este tema. Pero no tan en Babia como para no saber de su existencia. Pero claro, es que está al otro lado del río.

miércoles, 30 de abril de 2025

28 de abril de 2025: Crónica del gran apagón (1)

 12:33h.

¡Tas!

Y nos quedamos sin luz. Sin electricidad, sin internet, sin teléfono móvil y fijo. Menos mal que estamos en un bajo y teníamos agua.

Nos reunimos todas en la zona común de la entrada y pronto llegaron compañeras de otras plantas, incluso de otro edificio para comprobar si el problema era sólo de su lugar de trabajo. María tomó la iniciativa por una vez y salió para comprobar la situación. Al regresar venía con la noticia de que en nuestra calle todo el mundo estaba igual.

Un minuto después, el conserje nos decía que había contactado con alguien de su pueblo y estaban igual. Otro minuto después bajó la Mofeta y nos anunció, con esa superioridad que tanto le gusta, que el problema era en toda España (más tarde supimos que no era en toda España, sólo que la gente se olvida de las islas, Ceuta y Melilla casi siempre) y que en su departamento se iban a casa. Porque al principio la cobertura telefónica funcionaba algo. Luego variaba según la compañía. Nunca fue para tirar cohetes.

En mi planta alucinábamos, pero tuve la sangre fría de tomar una decisión unilateral: largarme de allí sin pensarlo más.