16:30h
Alrededor de las cuatro y media vimos que se acercaban dos
autobuses. Con esa línea tendría que recorrerme media ciudad, pero la caminata
era factible.
Todo el mundo se apelotonaba para intentar subir. No quería entrar en la misma dinámica, pero me di cuenta de que o achuchaba un poco a los demás o me quedaría en tierra por ser respetuosa. Tampoco me hizo falta dar empujones. Subí y respiré. Es verdad que quedaba el trayecto, pero cuando me vi colocada en el pequeño trocito de bus que me correspondía, respiré con alivio. De verdad sentí que me quitaban un peso de encima.