Dos años.
Dos años desde que se aprobó un estado de alarma que nos encerraba a casi todos en casa, que paralizaba el país, que pretendía protegernos de un peligro invisible que sigue ahí, que ha matado a más de cien mil personas en España. Cien mil. La ciudad donde nací más la ciudad de al lado. Cinco veces el pueblo de mi padre. La mitad de la ciudad donde vivo.
Algunas personas pensaban que aquello, inesperado, inimaginable, iba a cambiarnos porque salíamos a aplaudirles a los sanitarios a las ocho y todo el mundo era guay. En realidad, yo también lo pensaba, pero no iba en la misma dirección que ellas. Sabía que no saldríamos de esta ni siendo mejores, ni aprendiendo nada, aunque reconozco que pensé que cambiarían algunas cosas respecto a nuestro sistema sanitario. Sí, han cambiado, pero a peor. Dos años después seguimos cometiendo los mismos errores. O peores porque ahora sabemos lo que hay que hacer, pero no lo hacemos.