viernes, 23 de mayo de 2014

El imán del desahogo

And What shall I Write, por Lew Holzman (Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.0 Genérica)
And What shall I Write, de Lew (tomswift) Holzman
Hace más de dos semanas que no escribo. No tenía ideas, o no me parecía que las cosas que pasaban a mi alrededor fueran interesantes. Estaba como Nurit Iscar, que al inicio de Betibú se pregunta “¿Por qué tanta gente cree que su vida es única y yo creo que la mía es igual a la de cualquiera?”. Iría un poco más allá y diría ¿por qué la mía es menos que la de cualquiera? Así estaba.

Ya tuve una pequeña crisis hace unos meses. Me obligué a ponerme frente a la página en blanco y la superé. Así que decidí hacer lo mismo. Escribí casi una página y dejé notas para seguir al día siguiente. Hoy es el día siguiente y me ha pasado algo que me ha llevado hacia otro tema. Parece que vuelvo a las andadas, aunque sea de una manera un poco desordenada.

Esta mañana, la señora de la limpieza, me pilló despistada en la cocina. Se aburría y empezó a soltarme la charleta. El tema de hoy ha sido un poco escatológico. En mi vida privada y con gente con la que tengo confianza, esos temas me hacen reír. ¿A qué vino que esta señora empezara a contarme que a su suegra le dio un apretón en el metro y dejó una sorpresa en un recodo del túnel o que ella aprovechando una falda larga y la lluvia desahogó la vejiga mientras buscaba las llaves para entrar en su casa? Ella utilizó un lenguaje un poco más directo, yo he querido ser sutil por una vez.
 
Ode to Jack Kerouac, por Oliver Hammond (Atribución-NoComercial-CompartirIgual 2.0 Genérica)
Ode to Jack Kerouac, de Oliver Hammond
De todos modos, lo peor no fue tener que escuchar sus historias, sino el querer huir y no poder. No me tenía agarrada por el brazo, pero cada vez que intentaba marcharme, me lo impedía con alguna poderosa magia mezclada entre tanta verborrea. Y el remate es que una de mis compañeras vino a cerrar la puerta de la cocina porque había invitados, probablemente estaban escuchando todo lo que Pura soltaba por la boca. Sí, por la boca. ¡Menos mal! Vergüenza. Esa es la palabra que llevo grabada en la frente.

Me llevo bien con Pura, pero normalmente no cruzo más de cuatro palabras: hola-hola y adiós-adiós. Aunque de vez en cuando me atrapa en su red de palabras. Se sienta en la silla de la cocina, la teje con paciencia mientras toma un café o un yogur y cuando llego, ¡zas! Sin salida durante media hora, mientras me cuenta su vida y la de sus hijos. 

No tenemos confianza, de hecho yo no le cuento ni pío. Sé que lo hace con más gente, pero no es la única que se desahoga conmigo sin ser amigas. Lo hacía La lolas, lo hacía Sandra antes de llegar Mr Lolas, lo hace mi casera, lo hacía Iván el Terrible (de él tengo que hablar en alguna ocasión). No es raro que personas que acaban de conocerme me empiecen a contar sus problemas. Mi amiga Circe siempre me dice que tengo algo que atrae a la gente, que aunque yo busco independencia, libertad, no es eso lo que desprendo, ellos ven mi lado acuariano y se me pegan como lapas. 

La cosa está en que mi imán no funciona siempre o, al menos, no funciona con quien yo quiero que funcione. Sirve para hombres y mujeres, pero sólo en plan amistoso. El imán del desahogo. En cuanto quiero utilizarlo como imán de seducción, es como si hubiera un cambio en el campo magnético interno y dejara de funcionar. Supongo que tendré que dejarme de amuletos y cuentos chinos y caer en la realidad.

8 comentarios:

  1. Ja,ja,ja, Me he sentido totalmente identificada!! Si te sirve de consuelo, mi señora de la limpieza es exactamente igual!!!
    Yo corriendo todos los días, con mil cosas en la cabeza y los niños colgando del brazo que llegamos tarde y ella empeñada en contarme la operación de vesícula de su cuñado, con el que además se lleva fatal porque fíjate lo que le hizo a mi hermana y blablablablablabla....
    ¿Será requisito indispensable en los CV de las señoras de la limpieza? Ummm

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    1. Jajaja, es que hay algunas que son terribles. Al final tengo que limpiarme la mesa yo misma. No se me caen los anillos, pero es su trabajo y se lo siguen pagando. Qué paciencia :)

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  2. Hay un imán para cada atracción, eso es clave :)
    Reconozco que tus palabras del comienzo casi me impidieron leer el texto, pues las crisis de inspiración, o esos períodos en los que creemos que nada es interesante son demoledores.
    Un fuerte abrazo.
    HD

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    1. Totalmente de acuerdo con lo de los imanes. Creo que los de las relaciones amorosas y laborales los tengo con poca fuerza últimamente.

      Y sí que es terrible lo de la inspiración. Últimamente lo que hago es forzarme a escribir, sea bueno o malo y de momento me está funcionando. A saber cuánto tiempo :)

      Un abrazo para ti también.

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  3. ¡Me parece muy interesante lo que escribes,Dorotea! Irónicamente divertido,algo que también me caracteriza. Nos seguimos leyendo.(besos)

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    1. Muchas gracias. Y gracias por pasarte. Esto siempre anima a seguir, se publique o no :) Besos

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  4. Pues crisis o no crisis, pero veo que me he despistado un poco y has tomado carrerilla! Y me encanta.
    Yo es que no doy pie a ese tipo de situaciones: mi cara directamente es de "no me cuentes tu vida" y ni se me acercan. Soy rancia rancia hasta para eso.
    A veces despisto a la señora de la limpieza de la oficina con un arranque de amabilidad y de "ven aquí y cuentame", y la mujer es feliz.

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  5. Ser amable supongo que tendrá cosas buenas, pero otras te da muchos quebraderos de cabeza.

    A ver si es verdad que cojo carrerilla, a mí me da la impresión de que voy a trompicones.

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