The panic
key, de Phil Romans
|
Llamada de la Rotten.
De nuevo aparece el inicio de entrada más recurrente en mi
blog. No puedo evitar sentir pánico cada vez que veo su nombre en la pantalla.
Aun así, levanté el auricular, hola, porque está menos intensa, hola, en un
susurro misterioso. ¿Eh? ¿Y ahora qué le pasa? El caso es que tanto secretismo
me enganchó como en una película.
¡Por fin! Por fin va a cortar conmigo. Ay, no. No era eso. Era
sobre alguien de aquí. Yo escamada, preocupada. Bajó aún más el volumen ¿Te
viene bien a las dos? Necesito tu ayuda para ayudarle. ¿Mi ayuda? A pesar de
ser mi hora de la comida le dije que viniera. En los días que tengo inglés como
mientras trabajo para recuperar algo del tiempo. Mejor así que a las seis.
Llegó a las dos y cinco. Nos encontramos en el vestíbulo de
la planta baja y me preguntó dónde podíamos hablar. Le ofrecí una de las aulas
de trabajo, pero no valían: hay moqueta y, donde hay moqueta, hay pulgas. Así
que me instó a que me pusiera el abrigo y saliéramos a la calle. El patio tampoco
era válido porque nos podían escuchar. No es cierto, pero el
patio no me hacía gracia a mí porque sí nos podían ver.
Detrás de todas estas idas y venidas hay una historia muy
corriente. Uno de nuestros compañeros, para el que ella trabaja, huele fatal. A
mí nunca me ha tocado comprobarlo, pero parece que lo sabe toda la gente de esa
planta. Lo saben y lo sufren. Un marrano de tomo y lomo que ni se asea ni lava
la ropa. Otra mofeta de la vida. La Rotten, con lo que a ella le gusta mandar,
lo tenía controlado, pero le han ofrecido un puestazo que no puede rechazar y,
aunque es dentro de la empresa, implica mudarse a otro edificio y no podrá
echarle un ojo. Bloqueada, lo que necesitaba de mí era saber qué podía hacer.
Sin título, de Sam Rodgers |
Dependiendo del contexto, existe una lista de temas tabú
(sexo, política, religión) y, dentro del entorno laboral, incluso temas
ilegales si estamos en una entrevista de trabajo. Pero en todos estos años
trabajando he comprobado que el tema prohibido por excelencia es el del olor
corporal de los demás. No solo es muy difícil sacarlo en conversación, sino que
es complicado para quien lo tenga que enfrentar y leerle la cartilla a la
persona apestosa. En el caso de la becaria
india sin nombre ni apodo, su jefe le dijo a Grace que había hablado con la
directora de Recursos Humanos y que estaba ante algo realmente conflictivo, no
solo por la peste continua en su oficina. Cuando se habla con una persona
olorosa, los comentarios pueden ser tan hirientes, aun sin pretenderlo, que
pueden provocar un despido o una renuncia, porque después de la charla la
situación con esa persona no va a ser la misma.
Justo esto le dije a la Rotten, que no había mucho que
pudiera hacer, excepto soltarle la excusa que tenía preparada: que no sea
tacaño y que contrate a alguien para que le tenga la casa organizada y limpia
ahora que va a ganar un pastón. Y con esa idea me dejó. Pero llegó el momento y
le soltó de todo. Esta mujer y la delicadeza, como que no. Que si era muy despistado
(lo único sutil que le dijo) y a veces no se cambiaba de ropa, que si ahora
tiene que ir como un pincel, que no sea tacaño y contrate a alguien para que le
lave y le planche, que no se puede ir con ese problema (mientras se tocaba la
nariz con el índice) por la vida, que se puede quedar sin puesto. Y él, con el
rabo entre las piernas y asintiendo a todo como un niño pequeño, le confesó que
hará todo eso y más porque ya una vez lo llevaron al comité de ética.
Burdened by
shame, de John Hain
|
“Comité-De-Ética”. Me quedé alucinada. Para que veas que
funciona, me soltó la Rotten, yo escuchándola de lejos. Después de todo lo que
sufrí con la Mofeta, nunca nadie le dijo nada, le premiaron su marranismo con
un puesto fijo, y resulta que la podíamos haber llevado al comité de ética por
tóxica y peligro real para la salud. Al mismo tiempo pensaba, porque el marrano
me cae bien y no lo sufro, que qué fuerte haberlo llevado a ese comité sin que
previamente nadie hablara con él. Claro que las dos personas que podían haberle
dado una charla, mi anterior jefa o el súper jefe, ni lo hicieron ni lo harían
jamás con nadie. Ella por falta de carácter para encarar las cosas y él porque
ella se lo ocultaba. Y así, las hipocresías que tenemos todos de ver una misma situación
perfecta para una persona e injusta para otra, me hacen apuntar lo del dichoso
comité por si otra Mofeta pringosa entra en mi vida porque ni injusticia ni
pena, no vuelvo a aguantar a otra.
Pero es normal que cierta persona aparezca en nuestro blog más a menudo. O en nuestra vida. La gente que nos agobia siempre encuentra la manera de agobiarnos más. Como te toque un tóxico o tóxica en el trabajo ya tienes dolores de cabeza asegurados. Actualmente me pillas al borde de mi batalla final contra Fernando. Pero sé que puede haber secuelas porque aunque tú quieras ir por tu camino esta gente encontrará la forma de molestarte aunque les pongas en su sitio y te quieras alejar de ellos. A mí me gustaría que cortasen ellos como piensas tu en el blog de la Rotten pero no suele suceder. Se aferran a los que les han aguantado más.
ResponderEliminarLo del comité de ética es un nuevo mundo también para mí. Me ha parecido maravilloso. A la vez que me ha hecho reflexionar sobre nuestra condición. Nos parece violento decirle a alguien que apesta pero no enviarle a un comité sin avisarle. Casi que la Rotten, en su brutalidad, le ha hecho un favor a ese chico. Pero vamos, que yo no sabría tampoco cómo encarar el tema con una mofeta o tu becaria india(la recuerdo perfectamente, te hizo reflexionar sobre si eras racista por no aceptar cómo os dejaba el servicio por ejemplo y no).
Tu Rotten y tu trabajo no se agotan. Esta entrada es coherente con las otras donde sale este personaje pero a la vez es muy diferente. Y podría seguir. Hay mucha tela que cortar aquí. Un abrazo
S.: no me va a dejar nunca, lo tengo asumido. :( Ya estoy pensando qué decirle cuando se jubile, porque me pedirá mi número de teléfono y era lo que me faltaba, aguantarla después.
EliminarEn cuanto a lo de los olores, al césar lo que es del césar. Lo que ha hecho ella, lo tenían que haber hecho mis jefes, con un poco más de delicadeza quizás, y le habrían ahorrado el comité. Sé que es un problemón, pero queda una mancha en su expediente, es buena persona y hay otras formas de resolverlo. Cuando tuve que aguantar a la Mofeta (que es anterior al blog, pero la he mencionado alguna vez), no fui capaz de decirle nada, nunca soy capaz. Pero sus jefas tampoco. Y ahí sigue, meneando la cola y difundiendo el aroma. Es un verdadero problema.
La verdad es que la Rotten tiene mucha chicha, es todo un personaje, no qué voy a hacer sin ella, inventar supongo. :D
Un abrazo y buen fin de semana.
PD. Espero saber el final con tu tóxico y que sea bueno para ti, claro.
El comentario de Sergio me ha dejado con la boca abierta es real y sincero.Un comentario increíble para vos .Yo te leo no puedo comentarte solo leerte y disfrutarte Qu la vida y el mes de diciembre te traigan lo mejor para vos
ResponderEliminarSí, se ha explayado. :) Me encanta. A mí a veces también se me ocurren muchísimas cosas leyéndoos pero intento cortarme. :S Otras, en cambio, me dejáis si palabras. Sobre todo tú, Recomenzar, con tus poemas. Me inspiran muchas cosas, pero no siempre sé verbalizarlas.
EliminarUn abrazo enorme, Recomenzar. Que tengas un diciembre fantástico.
BSS
Desde wordpress no me deja comentar. No hay que aguantar lo que uno no quiera. Nos hace más feluces
ResponderEliminarMuchísimo más felices. Pero a veces es tan difícil resistir.
EliminarGracias por pasarte.
Hoy estoy en plan de leerme todo...jejeje...que iba muy atrasada...
ResponderEliminarQué difícil esto de decir las cosas. Aunque desees hacerlo de buena manera hay algo que te lo impide. Es cierto lo que dices del olor corporal. Es un temita...y yo me he encontrado en tres situaciones así y no supe hacerles frente. Dos en mi propia familia y al final fue mi madre la que encaró el "problema" y le echó valor. Flipo con mi madre, pero sabe decir las cosas de una manera que le hacen caso!!! y no se ofenden...debo aprender.
Recuerdo un viaje de trabajo a París con mi socia y la vuelta a casa fue bastante infernal pero luego nos pasamos el año descojonándonos con el "incidente". Se sentó en ventanilla un pedazo de tipo gigante rollo jugador de rugby que casi no cabía en el asiento, vestido en chándal de poliéster. El olor...o la peste se percibía en medio avión y todavía recuerdo y me asalta la risa cuando Carmen empieza a decir; oh no...oh! no...mierda...no!!! y sí! el muchacho le tocó en nuestra fila y al lado de Carmen que estaba en medio. A mi me tocó pasillo. El olor era tal que a ella empezaron a darle arcadas. Yo haciendo bromitas en plan, voy a pedir que nos traigan botellitas de vodka o whisky y la mitad nos las derramamos por encima y la otra mitad nos las bebemos para aturdirnos...(ahora me mata la risa, pero fue chungo). Carmen pasó de todo y se fue a las azafatas. El avión iba lleno hasta los topes. No podían cambiarnos de asiento ni cambiarlo a él. Ella pasó de todo y se quedó con las azafatas. A mi me dio esa pena estúpida y aguanté como una jabata en el asiento con mis toallitas húmedas en la nariz. Y mirando de reojo al "pobre" hombre elucubrando cual era su historia...una gilipollas en potencia soy...Las azafatas nos dijeron que estuvieron a punto de no dejarlo subir al avión, que eso se puede hacer. Como si vas bebido tampoco te dejan subir. Pero debe haber un supervisor que lo autorice. Y ese día el supervisor no sé por dónde cojones andaba, así que subió.
La hora de vuelo fue intensa. La gente flipando y mirándome con cara de pena horrorizados porque me había tocado "mofeta man" como lo bautizamos. Ya te digo, todavía nos reímos pero fue impresionante.
Así que no me imagino aguantar durante mucho tiempo en un trabajo un caso similar. Supongo que llamaría a mi madre y le preguntaría y rogaría cómo decirle a la persona es cuestión de la mejor manera posible y si no ...pues eso...al comité de ética. Pero antes de ese segundo paso primero me armo de valor y se lo digo.
Vaya tostón te metí...
besos !
Me ha encantado, Maman! :D No publiqué los otros dos. Es que tengo aprobación para las entradas antiguas.
EliminarTuve una compañera en el zulo sin ventana, que olía horrible. Fue una de las peores épocas de mi vida en el trabajo. Tenía el estómago hecho polvo, me pasaba los días con arcadas continuas, pero me pasa lo mismo que a ti, que no soy capaz de encarar este tema, así que me pasaba los días con vics vaporub en la nariz. Y mi otra compañera, que siempre se quejaba de todo, solo se quejaba del olor de la fruta que yo llevaba, pero de la apestosa ni mu.
Es un tema complicado, sí.
Besos.
Vics vaporub!!!!🤣🤣🤣me muero Dorotea!!!! Eres una genia...!
EliminarHablando en serio, realmente la gente es tremenda con el aseo personal. Y lo peor son los otros que cargan contra el que no se queja o el que calla, como tu compañera contigo en lugar de decirle al otro🙄 dios santo...es que yo flipo. ¿Cómo va a molestar el olor a fruta? La mayoría de las veces es que me entran ganas de estrangular a la peña, la verdsd...😫
La criticona de la fruta lo criticaba todo, incluso acusó a un compañero que olía a gloria de oler mal. Y con la verdadera marrana, callada como una muerta. Yo es que no me atrevo a decir nada, pero ella despotricando todo el día y con esta tía se cosió la boca. Un horror de persona. Una época muy mala aquella. :(
EliminarCreo que he publicado tres veces el comentario...borra los que sobren...porque no veas...jjajajajaja!!!
ResponderEliminarEs que me salía que el comentario será visible tras la aprobación y como en los otros no era así, pensé que era un error...así que tendrás comentarios para dar y vender...