THE dress, de dollyhaul |
Íbamos hablando entre nosotras sobre el tema, por parejas. La Rotten me comentaba a algo. Luego yo le comentaba algo a Mike. Luego hablaban la Rotten y él por otro lado mientras Sandra me preguntaba algo a mí. Y a continuación Mike cuchicheaba con Pablo y el ciclo volvía a empezar.
Una de las cosas que nos molestaba más era que fuera una cena. La Rotten dijo que no iba a ir de manera rotunda, que ella tenía el pie mal y ni hablar del peluquín. Yo también dije que no. Ese día, fuera el que fuera, tenía sesión de fisio. Sandra dijo que no podía, pero que a eso había que ir sí o sí. A Mike no le importaba siempre que pudiera sentarse con Pablo para estar los dos a su bola y Pablo tenía que ir obligado porque le habían mandado organizarlo.
Que la empresa organice algo en tu tiempo libre y que cuente con que vayas (¿alguien ha dicho presión?), no agrada, excepto a Sandra, que siempre necesita excusas para largarse de casa. Y así estábamos en un sinvivir esperando novedades para poder organizarnos o para inventar una excusa.
Y de pronto, hace más o menos una semana, todo dio un vuelco. Gracias a Pablo, supimos que lo habían cambiado para el mediodía y que también se uniría el departamento de verdudas. También nos enteramos de que quien lo estaba organizando era el jefe de investigación y eso a algunas nos resultó sospechoso. No me quiero desviar mucho del tema, pero el asunto es que al superjefe no le queda mucho para jubilarse y hay movimientos por toda la empresa que indican quién quiere postularse para el cargo. Ese movimiento del de investigación me sonó a hacer campaña.
Por fin recibimos la invitación, sólo tres días antes del acontecimiento, y con ella llegó un poquito más de información. Que no sólo íbamos las trabajadoras de base, sino todo el mundo. Y que también habían invitado al personal de los tres departamentos en la otra sede. Incluso convocaron a Violeta, que ya está de baja por maternidad. La cosa se ponía seria. Esto no eran los pinchos de Diana, parecía más la comida de Navidad extraordinaria de Ángela, pero a lo grande.
El nerviosismo estaba a la orden del día. Cuando supimos que iban a asistir ciertos cargos, Mike y yo nos dimos cuenta de que no podíamos ir en vaquero y zapatillas, quizás sí unas sandalias en mi caso. Yo, además, le iba ocultando a Sandra cualquier información conspiranoica, sobre todo la creada por mí, para que no se pusiera a darle aun más al coco y no pusiera el mío a punto de combustión.
Llegó el día.
Y no pasó nada.
Y ese no pasó nada podría ser un buen final. Tenemos que darnos cuenta de que vemos símbolos y señales donde no los hay; que no siempre las cosas tienen una segunda lectura.
Sin embargo, pasó algo que apenas nadie percibió. Hacia el final, el jefe de investigación se levantó, se acercó a mi jefa y le dijo que se iba, que si hablaban de eso un momento. Y se marcharon los dos. Cuando hablamos, no sólo las palabras tienen significado también el tono y nuestro lenguaje corporal y el suyo era misterioso, su forma de hablar críptica. Así que nos dejó pensando si no habrían cancelado el discurso porque la jefa de verduras no asistió y ahí o hablaban todos, o no hablaba nadie.
Hay iniciativas loables, pero que luego resultan una pifia :-)
ResponderEliminarUn abrazo
Estas comidas/cenas de trabajo son un ejemplo. :D
EliminarUn abrazo.
Las espectativas aumentadas consiguen que al final se deshinche el globo... :) , però como engancha, eh !
ResponderEliminarSaludos !!.
Es una droga! :D
EliminarUn saludo.
Una cena no deseada en un día que no es de trabajo. Y no pudiendo usar ropa informal.
ResponderEliminarNo es lo que se dice una buena combinación.
Un abrazo.
Peor Demiurgo, era en un día laborable, después de trabajar y tener que trabajar al día siguiente. :S Si para mí era un rollo tener que volver a esas horas a casa, los que viven en otra comunidad, ni te cuento! Así que al menos fue comida, aunque no tuviera excusa para faltar. :D
EliminarUn abrazo.