Foto de Nathan
Dumlao en Unsplash |
No sé si la decisión de marcharse vino antes o después de
salir corriendo al baño a llorar, tampoco sé si fue por el maltrato típico del
Ojete, por una actitud similar por parte de Marinube o una mezcla de las dos.
Mis compañeras no supieron darme detalles. Lo que sí sé con seguridad es que
había una tensión en esa planta que se notaba hasta por teléfono. Llamé a
Marinube para despedirme y decirle que no podía ir a la despedida porque estaba
enferma y me contestó de manera tan cortante que me dejó medio desangrada en mi
sala de estar (ya he fregado varias veces con lejía por si algún día tiene que entrar
la científica).
Esa desbandada supuso una nueva carrera para encontrar sustituta y también la reincorporación de Marinube para formarla. Tan apurados estaban que entrevistaron a la candidata un viernes por la mañana, por la tarde le confirmaron que era la elegida y el lunes siguiente se incorporó. Y esta Dorotea fue la encargada de recibirla.
Se llama Nati, tiene cincuenta y dos años, es menuda, simpática, abierta, habla altísimo y por los codos y está preparada en exceso para el puesto. No puedo ayudarle en su trabajo, pero sabe que estoy a un tiro de piedra si necesita desahogarse o un hombro en el que llorar. En estos cinco meses ya ha tenido varias oportunidades.
Por un lado su jefe, el Ojete maltratador, que alterna gritos, insultos y humillaciones públicas con halagos excesivos que no son sinceros, aunque la describan de manera fiable; por otro, la Marinube, que aún tiene acceso a la cuenta de la empresa, le hace luz de gas, la controla para dejar en evidencia sus fallos y mete la mano en tareas a escondidas; y por otro, la que faltaba, la Rotten, que sube cinco y seis veces al día para ver cómo está y sigue los mismos patrones que seguía conmigo: acosar hasta el desgaste, monopolizar la conversación, embarrarse en la negatividad y buscar temas de los que hablar cuando ya no hay nada que contar, mano en la frente incluida para intentar extraer las ideas con sacacorchos. Le he dicho que cuando la escuche acercarse, se esconda.
Esa oficina es un mundo, un microcosmos. A ver Nati si sigue, y esa Dorotea puede descansar un poco.
ResponderEliminarUn abrazo.
Las oficinas son como pueblos pequeños. :)
EliminarPor un lado, ojalá Nati se quede, por otro, de verdad le deseo algo mejor.
Un abrazo.
Nati parece que tenga buen corazón y que haya caído en el matadero. Pero a lo mejor Nati es un dragón dormido...:))
ResponderEliminarOjalá lo sea! Eso sí, que no me lance a mí las llamas. XD
EliminarEntre Pablo Ojete y la Rotten no sé cual de los dos males es el peor. En principio Pablo porque siempre he creído que un mal compañero es algo malo pero está en tu mano frenarle. A los jefes también se les puede frenar pero las complicaciones son mayores. Un jefe con esa bipolaridad y esas maneras convierte en tóxico el lugar de trabajo. Entiendo tu conmiseración hacia Nati. En el fondo nadie puede empatizar más con esa mujer que tú que vives en ese lugar y sabes lo que le espera perfectamente.
ResponderEliminarEspero que esos cafés al menos sean como un oasis en vuestra travesía por el desierto. Pero cuidado con la cafeína. Un Saludo
Creo que es peor el Ojete, aunque no fuera jefe. Y es decir mucho. :D
EliminarQué época tan oscura tenemos ahora mismo en el departamento. Yo también espero que esos cafés nos salven (el mío descafeinado siempre) y ojalá todas estemos fuera de esto pronto, por voluntad propia, eso sí.
Un abrazo.
Como dice una amiga mía, estamos rodeados de tóxicos. Por todos lados, son una plaga. Ánimo con el percal.
ResponderEliminarGracias. Lo cierto es que sí, están por todas partes. Por suerte a este Pablo no tengo que aguantarlo.
EliminarUn saludo.
Les ponés nombres descriptivos.
ResponderEliminarCasi que visualicé a la secretaria llorando hacia el baño. Hay gente con maldad.
Es para esperar que le vaya mejor a la nueva.
Besos.
Ha mucha gente mala, Demiurgo. Quizás hay más gente buena, pero las malas personas en este empresa abundan demasiado y con impunidad, que es lo peor. Y lo saben.
EliminarUn abrazo.
Ah! pensé que era exclusivo de por estos lares lo de buscar reemplazo a última hora para ahorrar jeje, un gran abrazo!
ResponderEliminarDebe de ser algo universal, jajaja. Se va un compañero del equipo en dos semanas y aún no ha llegado su sustituta/o. Con una semana de vacaciones por medio. Imagino que no querrán pagarle la Semana Santa. :D
EliminarUn abrazo.