miércoles, 7 de febrero de 2024

El equipo crece: la nueva secretaria de Pablo Ojete

Tres tazas de café entre plantas
Foto de Nathan Dumlao en Unsplash

Hace unos meses se jubiló Marisol Marinube, secretaria de Pablo Ojete. Aunque avisó con varios meses de antelación, la empresa no empezó a buscar a su sustituta hasta el último momento para no tener que pagarle el mes de agosto. Eso le dejaba a Marinube una semana en septiembre para formarla. Fue suficiente… para que la nueva renunciara.

No sé si la decisión de marcharse vino antes o después de salir corriendo al baño a llorar, tampoco sé si fue por el maltrato típico del Ojete, por una actitud similar por parte de Marinube o una mezcla de las dos. Mis compañeras no supieron darme detalles. Lo que sí sé con seguridad es que había una tensión en esa planta que se notaba hasta por teléfono. Llamé a Marinube para despedirme y decirle que no podía ir a la despedida porque estaba enferma y me contestó de manera tan cortante que me dejó medio desangrada en mi sala de estar (ya he fregado varias veces con lejía por si algún día tiene que entrar la científica).

Esa desbandada supuso una nueva carrera para encontrar sustituta y también la reincorporación de Marinube para formarla. Tan apurados estaban que entrevistaron a la candidata un viernes por la mañana, por la tarde le confirmaron que era la elegida y el lunes siguiente se incorporó. Y esta Dorotea fue la encargada de recibirla.

Se llama Nati, tiene cincuenta y dos años, es menuda, simpática, abierta, habla altísimo y por los codos y está preparada en exceso para el puesto. No puedo ayudarle en su trabajo, pero sabe que estoy a un tiro de piedra si necesita desahogarse o un hombro en el que llorar. En estos cinco meses ya ha tenido varias oportunidades.

Por un lado su jefe, el Ojete maltratador, que alterna gritos, insultos y humillaciones públicas con halagos excesivos que no son sinceros, aunque la describan de manera fiable; por otro, la Marinube, que aún tiene acceso a la cuenta de la empresa, le hace luz de gas, la controla para dejar en evidencia sus fallos y mete la mano en tareas a escondidas; y por otro, la que faltaba, la Rotten, que sube cinco y seis veces al día para ver cómo está y sigue los mismos patrones que seguía conmigo: acosar hasta el desgaste, monopolizar la conversación, embarrarse en la negatividad y buscar temas de los que hablar cuando ya no hay nada que contar, mano en la frente incluida para intentar extraer las ideas con sacacorchos. Le he dicho que cuando la escuche acercarse, se esconda.

No siempre sabemos lo que va a pasar con las personas que entran en nuestro entorno. A la Rotten la calé enseguida, pero no dejo de lamentar la caña que me tomé con ella su primer día porque eso marcó el futuro. La convivencia con Sandra en el zulo puso enseguida frente a mi nariz sus miserias y locuras. Las opiniones sobre Mike eran tan variadas que, aunque me parecía majo, estuve alerta varios meses hasta que bajé la guardia. No sé lo que pasará con Nati. De momento es una de las causas de que haya tomado más cafés en los últimos cinco meses que en los últimos diez años. Deseo que encuentre otra cosa mejor aprovechando que esto es medio estable. Y ojalá sea así hasta el final, hasta que una de las dos se vaya porque significará que seguimos siendo buenas compañeras.

12 comentarios:

  1. Esa oficina es un mundo, un microcosmos. A ver Nati si sigue, y esa Dorotea puede descansar un poco.

    Un abrazo.

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    1. Las oficinas son como pueblos pequeños. :)
      Por un lado, ojalá Nati se quede, por otro, de verdad le deseo algo mejor.
      Un abrazo.

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  2. Nati parece que tenga buen corazón y que haya caído en el matadero. Pero a lo mejor Nati es un dragón dormido...:))

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    1. Ojalá lo sea! Eso sí, que no me lance a mí las llamas. XD

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  3. Entre Pablo Ojete y la Rotten no sé cual de los dos males es el peor. En principio Pablo porque siempre he creído que un mal compañero es algo malo pero está en tu mano frenarle. A los jefes también se les puede frenar pero las complicaciones son mayores. Un jefe con esa bipolaridad y esas maneras convierte en tóxico el lugar de trabajo. Entiendo tu conmiseración hacia Nati. En el fondo nadie puede empatizar más con esa mujer que tú que vives en ese lugar y sabes lo que le espera perfectamente.
    Espero que esos cafés al menos sean como un oasis en vuestra travesía por el desierto. Pero cuidado con la cafeína. Un Saludo

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    1. Creo que es peor el Ojete, aunque no fuera jefe. Y es decir mucho. :D
      Qué época tan oscura tenemos ahora mismo en el departamento. Yo también espero que esos cafés nos salven (el mío descafeinado siempre) y ojalá todas estemos fuera de esto pronto, por voluntad propia, eso sí.
      Un abrazo.

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  4. Como dice una amiga mía, estamos rodeados de tóxicos. Por todos lados, son una plaga. Ánimo con el percal.

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    1. Gracias. Lo cierto es que sí, están por todas partes. Por suerte a este Pablo no tengo que aguantarlo.
      Un saludo.

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  5. Les ponés nombres descriptivos.
    Casi que visualicé a la secretaria llorando hacia el baño. Hay gente con maldad.
    Es para esperar que le vaya mejor a la nueva.
    Besos.

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    1. Ha mucha gente mala, Demiurgo. Quizás hay más gente buena, pero las malas personas en este empresa abundan demasiado y con impunidad, que es lo peor. Y lo saben.
      Un abrazo.

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  6. Ah! pensé que era exclusivo de por estos lares lo de buscar reemplazo a última hora para ahorrar jeje, un gran abrazo!

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    1. Debe de ser algo universal, jajaja. Se va un compañero del equipo en dos semanas y aún no ha llegado su sustituta/o. Con una semana de vacaciones por medio. Imagino que no querrán pagarle la Semana Santa. :D
      Un abrazo.

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