Érase
una vez… Perdón, perdón, esto no es un cuento de hadas. Me confundí porque hay
brujas, las hay en todas partes y esta historia está protagonizada por dos. También
necesitan sus quince minutos de gloria. Estas brujas son de las que en
principio no lo parecen, van de buenas pero clavan las puñaladas por detrás.
Ésas son las peores, las mejores brujas en realidad.
Hace
tres años, al regresar de las vacaciones de navidad, me encontré con un
peculiar regalo de reyes: tenía nueva compañera de despacho, la tercera
contando con la Cotorra y conmigo. Curioso, porque
enseguida descubriría que las dos tienen obsesión por las tetas, propias o
ajenas. Ya el primer día, en cuanto nos quedamos solas, me contó toda su vida
empezando por su operación de aumento de pecho, ¡por supuesto! Como no le
miraba el escote, intentó llamar mi atención menándolas y cuanto menos caso le
hacía, más las meneaba, pensé que se le iban a salir. Por esta historia y por
su afán de desnudarse delante de mí, mis amigos la bautizaron como la
Lolas.
Lo de
los desnudos duró unos diez meses, hasta que se lió con el Picha de Oro. Para
entonces ya estábamos solas en el despacho y cada una tenía un teléfono así que
comenzó a llamar sin parar. Nunca le di confianzas de ningún tipo, sin embargo me consideraba su amiga. Hay cosas que no se le cuentan a nadie, sin
embargo ella tenía todas sus conversaciones con su amante delante de mí:
criticaba a su marido, contaba que les cortaron internet porque él había estado
viendo páginas porno, hablaba de sus problemas sexuales y de su infelicidad, planeaban
sus citas y detallaba cómo tener una eyaculación (muy importante “poner toallas
porque es una guarrada”), le susurraba que lo dejaría todo por él, criticaba a
la mujer del Picha (curiosamente a ella nunca le puse apodo) y le chivaba si se
iba con otros cuando se iban de juerga juntas… Ah, todavía no lo había
comentado, la Cornuda y la Lolas eran amigas. Y el Picha de Oro y Mr. Lolas
eran amigos. Pero hay más. La hermana de la Lolas estaba casada con un hermano
de la Cornuda, así que además de amigas eran familia política de alguna clase. Y
además, la hermana de la Lolas y el Picha de Oro estuvieron liados y ella
todavía estaba colada por él cuando la Lolas curraba aquí. Y salían en pandilla
casi todos los fines de semana. Todo muy sencillo.
Entonces
llegó julio del 2012 y creé mi cuenta de Twitter para desahogarme. Y unos meses
después llegó la Otra. Otra bruja con piel de cordero de las que dan el pego de
verdad. Hay que ser muy listo o hacerse el tonto para que se confíen y digan
delante de ti cosas que las descubran.
Ella y
la Lolas se hicieron muy amigas, todo lo amigas que se pueden hacer las brujas.
Porque en cuanto la Lolas se despidió y llegó su marido para sustituirla, se
arrimó a él todo lo que pudo. Tanto, que las chicas de recepción pensaban que
eran pareja. Ella, que presume de vida ideal, ¡coqueteando con otros! La vida ideal no existe por
mucho que ella se encierre en su burbuja y se monte un mundo alternativo
dentro. Para no entrar con remordimientos en su burbuja, viene a mí con excusas
de niña pequeña: “¡Ay, qué raro es este chico!”. Parece que no está bien
criticar a otras por tener un amante y luego buscarse uno.
No sé si
ya le ha dado a Mr. Lolas lo que se merece, aunque él sigue tocándose mucho los
rizos. Una amiga del curro venezolana me dice que es por la preocupación/obsesión que la
gente de color tiene con su pelo en Venezuela. Pero unos amigos tienen una
teoría que a mí me hace más gracia y es que se toca el pelo porque no puede
tocarse otra cosa y cuanto más se toca el pelo, más ganas tiene de tocarse lo
otro. Hoy creo que no ha despegado la mano de la cabeza. Le compensaría irse al
baño y masturbarse, le daría gustito, se quedaría más relajado y no
engrasaría el pelo con el sudor de las manos.
Y
siguiendo con ella, ayer cuando Mr. Lolas me felicitó el año, le salieron
chispas por los ojos. ¿Chispas? Llamaradas como las de un dragón. Y hoy cuando
entré en el despacho, como ya había llegado él, le dije hola. Un hola cordial,
nada más, era mi lado Jekyll el que
hablaba. Las llamaradas otra vez (menos mal que soy un diablillo y estoy
acostumbrada al fuego). Así que me parece que lo de esta niña está empezando a
ser grave. Espero que con tanta temperatura no estalle su burbuja. Cuando pasa,
los pedazos cortan mucho. Y si aún están calientes cuando se tocan, no quiero
ni pensar el daño que pueden hacer.
Esto es
un resumen de la historia que empezó con la Lolas. Probablemente aparezcan
muchas veces en mis posts porque sus vidas culebronescas son una gran fuente de
historias. Y porque escribir me ayuda a no llevarme estos problemas a casa.
Jajajajaja!! Es la bomba!! A qué os dedicáis? Quiero currar en esa oficina YA!! :-P
ResponderEliminarJajaja. En realidad, a cosas aburridísimas. Debe de ser por eso que la gente busca marcha :D Gracias por pasarte ;)
Eliminar¡¡Pordiosqueculebrón!!!
ResponderEliminarEso se lo vendes a Tele5 y te hacen 300capítulos en un pis pas. Las cenas de empresa ahí han de ser la leche!! Ja,ja,ja. Qué paciencia tienes, Dorotea...
Sólo falta que contraten a un buenorro para que aquello se convierta en Sodoma y Gomorra! Ja,ja,ja
No hay cenas de empresa, si no... madre mía no quiero ni imaginar lo que pasaría. Bueno o sí, porque como inspiración está muy bien :D
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