jueves, 9 de enero de 2014

¿Érase una vez?

Érase una vez… Perdón, perdón, esto no es un cuento de hadas. Me confundí porque hay brujas, las hay en todas partes y esta historia está protagonizada por dos. También necesitan sus quince minutos de gloria. Estas brujas son de las que en principio no lo parecen, van de buenas pero clavan las puñaladas por detrás. Ésas son las peores, las mejores brujas en realidad.

Hace tres años, al regresar de las vacaciones de navidad, me encontré con un peculiar regalo de reyes: tenía nueva compañera de despacho, la tercera contando con la Cotorra y conmigo. Curioso, porque enseguida descubriría que las dos tienen obsesión por las tetas, propias o ajenas. Ya el primer día, en cuanto nos quedamos solas, me contó toda su vida empezando por su operación de aumento de pecho, ¡por supuesto! Como no le miraba el escote, intentó llamar mi atención menándolas y cuanto menos caso le hacía, más las meneaba, pensé que se le iban a salir. Por esta historia y por su afán de desnudarse delante de mí, mis amigos la bautizaron como la Lolas.
Lo de los desnudos duró unos diez meses, hasta que se lió con el Picha de Oro. Para entonces ya estábamos solas en el despacho y cada una tenía un teléfono así que comenzó a llamar sin parar. Nunca le di confianzas de ningún tipo, sin embargo me consideraba su amiga. Hay cosas que no se le cuentan a nadie, sin embargo ella tenía todas sus conversaciones con su amante delante de mí: criticaba a su marido, contaba que les cortaron internet porque él había estado viendo páginas porno, hablaba de sus problemas sexuales y de su infelicidad, planeaban sus citas y detallaba cómo tener una eyaculación (muy importante “poner toallas porque es una guarrada”), le susurraba que lo dejaría todo por él, criticaba a la mujer del Picha (curiosamente a ella nunca le puse apodo) y le chivaba si se iba con otros cuando se iban de juerga juntas… Ah, todavía no lo había comentado, la Cornuda y la Lolas eran amigas. Y el Picha de Oro y Mr. Lolas eran amigos. Pero hay más. La hermana de la Lolas estaba casada con un hermano de la Cornuda, así que además de amigas eran familia política de alguna clase. Y además, la hermana de la Lolas y el Picha de Oro estuvieron liados y ella todavía estaba colada por él cuando la Lolas curraba aquí. Y salían en pandilla casi todos los fines de semana. Todo muy sencillo.

Entonces llegó julio del 2012 y creé mi cuenta de Twitter para desahogarme. Y unos meses después llegó la Otra. Otra bruja con piel de cordero de las que dan el pego de verdad. Hay que ser muy listo o hacerse el tonto para que se confíen y digan delante de ti cosas que las descubran.

Ella y la Lolas se hicieron muy amigas, todo lo amigas que se pueden hacer las brujas. Porque en cuanto la Lolas se despidió y llegó su marido para sustituirla, se arrimó a él todo lo que pudo. Tanto, que las chicas de recepción pensaban que eran pareja. Ella, que presume de vida ideal, ¡coqueteando con otros! La vida ideal no existe por mucho que ella se encierre en su burbuja y se monte un mundo alternativo dentro. Para no entrar con remordimientos en su burbuja, viene a mí con excusas de niña pequeña: “¡Ay, qué raro es este chico!”. Parece que no está bien criticar a otras por tener un amante y luego buscarse uno.

No sé si ya le ha dado a Mr. Lolas lo que se merece, aunque él sigue tocándose mucho los rizos. Una amiga del curro venezolana me dice que es por la preocupación/obsesión que la gente de color tiene con su pelo en Venezuela. Pero unos amigos tienen una teoría que a mí me hace más gracia y es que se toca el pelo porque no puede tocarse otra cosa y cuanto más se toca el pelo, más ganas tiene de tocarse lo otro. Hoy creo que no ha despegado la mano de la cabeza. Le compensaría irse al baño y masturbarse, le daría gustito, se quedaría más relajado y no engrasaría el pelo con el sudor de las manos.

Y siguiendo con ella, ayer cuando Mr. Lolas me felicitó el año, le salieron chispas por los ojos. ¿Chispas? Llamaradas como las de un dragón. Y hoy cuando entré en el despacho, como ya había llegado él, le dije hola. Un hola cordial, nada más, era  mi lado Jekyll el que hablaba. Las llamaradas otra vez (menos mal que soy un diablillo y estoy acostumbrada al fuego). Así que me parece que lo de esta niña está empezando a ser grave. Espero que con tanta temperatura no estalle su burbuja. Cuando pasa, los pedazos cortan mucho. Y si aún están calientes cuando se tocan, no quiero ni pensar el daño que pueden hacer.

Esto es un resumen de la historia que empezó con la Lolas. Probablemente aparezcan muchas veces en mis posts porque sus vidas culebronescas son una gran fuente de historias. Y porque escribir me ayuda a no llevarme estos problemas a casa.


4 comentarios:

  1. Jajajajaja!! Es la bomba!! A qué os dedicáis? Quiero currar en esa oficina YA!! :-P

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    1. Jajaja. En realidad, a cosas aburridísimas. Debe de ser por eso que la gente busca marcha :D Gracias por pasarte ;)

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  2. ¡¡Pordiosqueculebrón!!!
    Eso se lo vendes a Tele5 y te hacen 300capítulos en un pis pas. Las cenas de empresa ahí han de ser la leche!! Ja,ja,ja. Qué paciencia tienes, Dorotea...
    Sólo falta que contraten a un buenorro para que aquello se convierta en Sodoma y Gomorra! Ja,ja,ja

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  3. No hay cenas de empresa, si no... madre mía no quiero ni imaginar lo que pasaría. Bueno o sí, porque como inspiración está muy bien :D

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