Sandra se ha enfadado conmigo… otra vez. Me cansa. Ya he
perdido la cuenta de las veces que van, pero es la primera en el neozulo.
Cuando no es el centro de atención o no haces lo que ella quiere, se cabrea y
se lo toma como algo personal. Tiene la vista tan fijamente metida en el
minúsculo agujero de su ombligo, que cree que el mundo se mueve para ella. Nunca
me dice el motivo, que sería mucho más saludable (si lo hubiera). Simplemente
deja de hablar.
Life just behind one window, de Armando G. Alonso |
Cuando empezó a hacer calor hace unas semanas, también subió
la temperatura en la ofi. Celia y yo nos vestimos acordes al nuevo ambiente,
Sandra sigue viniendo con jerséis y Howie… bueno, ella es un caso aparte porque
tiene la máquina de aire detrás de su espalda. Rezuma calor aunque esté apagada,
así que está a punto de una combustión espontánea que será congelación
instantánea en unas semanas. Abrimos la ventana. Para mí es suficiente, incluso
estoy con chaqueta para protegerme de la corriente. Pero Sandra, embutida en
sus jerséis de vieja, se achicharra. Howie, se achicharra aun sin prendas de
anciana aunque demasiado abrigada para la situación. La solución para ellas es
abrir la puerta y que haga corriente con la ventana del pasillo. La primera vez
que creamos ese tornado me fui con dolor de garganta a casa. Al día siguiente
se había convertido en resfriado, a la semana siguiente era una tos que sonaba
a fósil fumador y otra semana después se había convertido en infección
respiratoria.
Siempre que estoy dentro les pido cerrar la puerta. No se
niegan porque en realidad es lo justo. Una situación intermedia que nos sirve
de apaño a todas. ¿A todas? Sandra pone mala cara. Ve a Howie acalorada y no
quiere que sufra, da igual que yo esté a punto de echar los hígados y que su
protegida pueda refrescarse en el baño (no lo hará jamás, el precio a pagar es
demasiado alto: se le va el maquillaje). Le molesta tanto que yo esté enferma
que no me ha preguntado ni una sola vez cómo estoy ni qué me pasa. Sabe,
además, que la corriente me afecta a la espalda, que me duele. Pero ha dejado
de decirme: D., si te molesta me avisas y cierro. Hay algo más fuerte que la
empuja: el bienquedismo con la nueva. Las demás ya no importamos, somos una
simple secretaria y una simple documentalista, pero la nueva… la nueva tiene un
carguillo y eso la atrae como papel de aluminio a una urraca.
Doors, de Ivan Malkin |
Urraca. Urraca sin alas que nunca actúa en mi presencia.
Siempre espera a que abandone el nido para abrir porque sabe que le voy a poner
pegas. Urraca cobarde y traicionera, que después de tantos años no se atreve a decir las cosas, ataca por la espalda como si fuera una desconocida.
Urraca pequeña, que se para delante de la máquina del aire y dice, mirando a
Howie, palabras dirigidas a mí: No me extraña que tengas calor porque sale
aire caliente. Y Howie, inocente de todo, nooo, está caliente, pero no sale
aire. Tampoco ganaría la discusión si se enfrentara a mí, porque en estos
momentos mis dos problemas superan cualquier argumento slughorniano
que vaya a poner sobre la mesa. Y su obsesión por conocer gente (importante) y
tener contactos y enchufes es tan grande que no se para a pensar que, en caso
de cambios de oficina, ella y yo vamos en el mismo lote. Ella y yo. Sandra no
solo está criando a esta cuerva, sino que la está engordando.
NOTA: me ha "perdonado" y ha vuelto a hablarme, sin preguntarme nada
respecto a mi estado de salud, por supuesto. La prefiero enfadada y callada.
Sandra no entiende que si dejas de hablar a alguien le estás acusando de algo y que todo acusado merece saber "de qué se le acusa". Ya puestos sería un detallazo saber de qué te ha dejado de acusar. Por qué te ha levantado el castigo de negarte su valiosa conversación.
ResponderEliminarEl comportamiento de cuidar mejor a quién le interesa termina de perfilar el retrato de una compañera que nadie querría para sí. Los zulos son mas zulos con gente así. Estrechan lo que ya de por sí es angosto. Aún así no dejo de asistir fascinado a su comportamiento a través de tus frases. Me cuesta creer que cierta gente sea así y crea que funciona de la manera adecuada o que eso les va a servir para algo bueno. No me parece una urraca, digo una persona feliz. En realidad nadie lo es del todo pero ella menos.
Si no te pregunta por tu salud, mejor. No le interesaría por nada bueno. Saludos
Y tanto. Prefiero que no me diga nada porque así me da la mejor excusa para no preguntarle a ella por la suya ¡y eso sí que le molesta! No es la primera vez que se enfada conmigo por eso, por decirle hola a Mr Lolas, porque viene al zulo un compañero guapo a tratar asuntos conmigo y no le da palique... Es que ni siquiera se enfada conmigo por cosas que lo merezcan porque no le doy motivo. Pero de verdad, ojalá no me hablara nunca más. Cuando se va, esto tiene una calma...
EliminarUn abrazo.