Sandra se ha enfadado conmigo… otra vez. Me cansa. Ya he
perdido la cuenta de las veces que van, pero es la primera en el neozulo.
Cuando no es el centro de atención o no haces lo que ella quiere, se cabrea y
se lo toma como algo personal. Tiene la vista tan fijamente metida en el
minúsculo agujero de su ombligo, que cree que el mundo se mueve para ella. Nunca
me dice el motivo, que sería mucho más saludable (si lo hubiera). Simplemente
deja de hablar.
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viernes, 31 de marzo de 2017
viernes, 28 de octubre de 2016
Los hombres de La Otra
Cuando Sandra llegó al zulo aún estaba la Lolas. Por aquella
época yo les contaba a mis amigos las aventuras de aquella peculiar mujer, pero
como Sandra empezó también a hacer de las suyas, enseguida sus anécdotas acompañaron
a las de la Lolas. Mis amigos preguntaban ¿Eso también lo hizo la Lolas? No, La
Otra. Y La Otra le quedó, excepto en el blog, donde es Sandra.
Silhouettes, de Nikos Koutoulas |
Han pasado unos cuatro años y de pronto, sin avisar, aquella
época volvió a nosotras. Muy alterada, qué fuerte, qué fuerte, y su mano
moviéndose como si quisiera darme mil tortas, me anunció que Mr. Lolas acababa
de enviarle un wasap. “¡Se ha casado y vuelve a España!”. Cómo le brillaron los
ojos en aquel momento. Puede que su candidato a amante esté casado otra vez,
pero ella se ilusionó con su regreso como si le dijera que venía a verla. Lástima
que se vaya a Alicante. “Pasará por Madrid de camino, ¿no?”. Lo que yo decía,
ilusionada.
viernes, 7 de octubre de 2016
¿Pasos para calentar una pizza?
Tengo que reconocer que me he equivocado. Mi radar ha
fallado. No voy a decir estrepitosamente. No de momento. Acabo de saber que el
nuevo tiene un hijo con una mujer, aunque eso no quiera decir mucho. Lo triste
del caso es que no parece muy afectado (siendo generosa al describirlo) por no
vivir en la misma ciudad que él y apenas verlo. Eso me dice mucho de él como
persona. No sé por qué me siento tan triste por ese niño que no conozco, no
entiendo por qué al oírselo decir se me puso una cosa en el estómago.
Father and son, de Guilherme Nicholas |
viernes, 30 de septiembre de 2016
La quinta semana
Quinta semana de trabajo. Me ha costado un mundo encontrar
algo sobre lo que escribir. Al tema de la
entrada anterior le di muchas vueltas, pero era algo de mi vida privada.
Hasta que Sandra no me enseñó las fotos de su fiesta de cumpleaños, no tenía
ningún elemento para relacionarlo con la ofi y publicarlo. Y de pronto, los
acontecimientos se acumulan.
Man in the machine, de torbakhopper |
Primero Violeta, la secretaria del super jefe, nos envía un
email invitación para su despedida de soltera. Unas cañas al salir de trabajar
un viernes. Pues yo, si no es despiporre y con unos tíos en bolas, paso. Mi
clase de Pilates no la cancelo nada más que por urgencias. Sí, un tío en bolas
es una emergencia. Sé que es un topicazo, pero a mí no me espera un maromo en
casa con la cena hecha y llevando solo un delantal [Shhh, esto es secreto: a
ellas tampoco]. Lo curioso de esta invitación es que apenas la conozco. Le ayudé un
poco cuando llegó, y nos hemos tomado… ¿cuatro cafés en año y medio? Con
Ana solo ha tomado dos y también la ha invitado. Debo de ser huraña. Si me casara, no haría
despedida de soltera en el trabajo, pero en caso de hacerla, no la invitaría
porque no tengo ninguna confianza con ella. Quedamos esta mañana para un café
sustituto de las cañas. Afortunadamente tanto ella como Sandra tenían que
entregarle un trabajo a mi jefa así que fue corto a la fuerza. Lo agradecí.
Sólo le dio tiempo a enseñarnos el vestido y poco más. Nada que me interese. En
cambio Sandra y Ana hablaron más tarde por teléfono y la despellejaron al
estilo Bolton. ¡Uf!
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