The doorbells are blurry; I figure thats ok, de David Goehring |
La mini ofi está a rebosar de tensiones. En cierto modo Sergio lo presagiaba en los comentarios de mi entrada anterior al preguntarme si Sara Pestes es vengativa. No creo que lo sea, pero sí quiere doblegarme, que le bese los pies y baile al son de sus gritos y sus portazos. Quizás soy demasiado cortada para enfrentarme a ella y decirle “PARA DE UNA PUTA VEZ DE MALTRATAR LA PUERTA”, pero no voy a cargar con marrones suyos, dentro o fuera de mi horario laboral. Desde que le dije hasta mañana cuando ella quería la respuesta en el momento, ha intentado una y otra vez, casi a diario, que me espatarre, que reconozca su grandeza. Me he rebelado llamándole cochina con sutileza (creo que no pilla la ironía) y abriendo la ventana para ventilar cada día, aunque a ella le molesta, o simplemente diciéndole que no.