Mi sitio prestado, Dorotea Hyde |
sábado, 30 de octubre de 2021
La sala de reuniones: fuera de control
jueves, 8 de octubre de 2020
Covid-19, Diario de un encierro (17): En casa otra vez
Lunes 28 de septiembre de 2020
Hoy he ido a la oficina, pero he dejado todo más o menos organizado para no volver en dos semanas. Aún tendré que ir a clase de inglés, pero por lo menos voy a dejar de frecuentar ese edificio en el que aparecen casos de covid-19 como setas. Están empezando a alertar del peligro de los aerosoles y la gente llega a sus oficinas y se quita la mascarilla. Ahora mismo todas las oficinas están compartidas por turnos, por mucho que limpien las señoras de la limpieza, si no ventilan (y está claro que no lo hacen, visto lo visto) y el siguiente en entrar también se descubre, ¡zas! Diana.
La Rotten y yo nos enteramos de que Gema, una compañera de la tercera planta, también está enferma. Lo peor de esta mujer es que llevaba al menos una semana con síntomas y no fue al médico ni le dio importancia. Fue a comer con su familia a casa de sus padres, a una reunión de departamento, recorrió las instalaciones porque ella es quien lleva control de dónde se sienta todo el mundo y, si no llega a ser por Marisol/Marinube que le comió el coco para que fuera al médico, seguiría todavía como Perica por su casa por ahí.
viernes, 18 de septiembre de 2020
Echando chispas
Cerradura, de Candi... |
Hace unos días vinieron a arreglarme la puerta de casa. Era algo que
tenía pendiente desde hace algunos meses, pero hacía falta una pieza que
finalmente llegó hace un par de semanas. Cuando no estoy en casa, una persona
de confianza me hace el favor de vigilar estas chapucillas y habría acudido
para atender al técnico, pero coincidió que vino uno de los días en que no voy
a la oficina. Tenía que adaptar esa pieza porque la puerta ya tiene unos años,
así que hizo toda clase de ruidos y tampoco se cortó en hablar por teléfono.
Llevamos varias semanas de trabajo tras las vacaciones y mi jefa apenas se ha comunicado conmigo. Sé que está muy ocupada por ser el inicio de curso, esto no es un reproche, sino que debo decir que apenas he hablado con ella ni he recibido emails y justo el día que vino el técnico de la puerta se le dio por llamarme sin descanso: que si tenemos que mirar lo de Betty email en viernes, que si mejor la llamo, no coge te llamo en un rato, que si está hablando con Dorotea S. y necesitan saber cuántos noruegos trabajan en nuestro departamento, que si mandé el dato ya, que qué pasa que el dichoso dato de los noruegos es urgente, ahora sí está. Y claro, con tanta llamada le molestaron los ruidos del de la puerta. Habría silenciado el micro como hace Sandra si no fuera porque a mí me tocaba hablar, así que ni corta ni perezosa se quedó un segundo callada, escuchando y me soltó un pelín cabreada: ¿esos ruidos son en tu casa Dorotea? Pues sí, nena, sí, son en mi casa porque trabajar en casa es lo que tiene, vida y ruidos.