Mostrando entradas con la etiqueta Don Voz Sensual. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Don Voz Sensual. Mostrar todas las entradas

viernes, 26 de mayo de 2023

La Otra cae en la trampa

Venus Fly Trap, de Peter Miller
Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, soltero/a es alguien “que no se ha casado”. Sin embargo, como ahora mucha gente convive sin pasar por el registro civil, es frecuente oír a alguien decir que fulanito o menganita están solteros refiriéndose a que no viven con nadie o no tienen una relación estable. Algunas de mis amigas lo utilizan para indicar que esa persona vuelve a estar libre.

Hace un tiempo supe que don Voz Sensual tenía pareja. En otras circunstancias lo dejaría ahí, pero por cómo va a seguir la historia necesito especificar que esa pareja es otro hombre. Él habló del tema de manera natural, si acaso lo que fue forzado fue decirme que no estaba libre para dejarme claro qué tipo de relación sería la nuestra. Estoy segura de que entre sus colegas de departamento ha salido del armario, también lo estoy de que en el resto de la empresa poca gente sabe algo de su vida privada.

No suelo ir por ahí diciendo las preferencias de nadie. A veces ni siquiera digo si alguien tiene pareja o no porque hay quien, como yo, prefiere mantener separado ese tema de lo laboral, al menos con la mayoría. Me lo cuentan porque les caigo simpática, porque saben que no lo divulgo (excepto aquí, claro) y porque por algún motivo se crea entre nosotros algo cercano a la confianza. Sé perfectamente por qué don Voz Sensual me lo dijo, al tiempo que estoy segura de que no menciona el tema delante de otras compañeras, por ejemplo Sandra, así como así.

miércoles, 4 de marzo de 2020

Diario de Jekyll (5): Seguir adelante


Miércoles 4 de marzo de 2020

9:30h

Tengo el ordenador encendido, el cuaderno de trabajo sobre la mesa y una botella de agua fresca a mano. Estoy lista para empezar la jornada, pero antes tengo que confirmar el lugar del café.

9:40h

Confirmado. Ya no hay marcha atrás, pero no quiero ir. Tengo miedo a que salga bien [Qué cruz, QUÉ-CRUZ. ¿No puedes dejar los malditos autoboicots para otra ocasión?] y miedo a que no sea majo.

Luego tengo clase de inglés así que me he puesto ropa medio formal (no sé por qué siento que tengo que ponerme un poco más formal para las clases en la empresa), no demasiado , y de color rojo, mi favorito, aun así, me siento insegura.

miércoles, 26 de febrero de 2020

Diario de Jekyll (4): Al agua patos

Miércoles 19 de febrero de 2020

13:30h

Salgo apurada hacia clase de inglés. Me cruzo con una figura que me resulta vagamente familiar, pero estoy demasiado entretenida buscando un podcast corto para escuchar por el camino y tampoco quiero pensar que es él. [Ya, claro, por supuesto que no quieres] A veces creo verlo en cualquier parte y he aprendido a pasar de esos fantasmas. [Lo dudo, nena, lo dudo]

“Hola”.

Mierda, esa voz. Esta vez no es un fantasma. Sé que es él incluso antes de girarme y verlo sonriéndome. Me pregunta qué tal estoy e intercambiamos un par de preguntas. Pensé que lo había superado. Tuvimos contacto por email hace unos meses, cuando regresó, pero no lo había visto en persona, no había oído su voz. Ni siquiera es guapo, pero su voz… ¿Qué me pasa? Me derrito…

viernes, 19 de octubre de 2018

Good bye, Don voz sensual

The Lovers, by Paul Day, in St. Pancras Station. Close-up
In each others’s arms, de Dewet 
Hace dos semanas recibí una llamada. Miré con miedo la pantalla. Tranquilidad, el número era de centralita. Pilar, una de las chicas que la atiende, me preguntó si me podía pasar una llamada de Fernando P.  ¡Eso no se pregunta! Y ahí estaba su voz haciéndome resbalar de la silla. Por su tono supe inmediatamente que tenía buenas noticias, que el proyecto había sido evaluado positivamente. “Si estuviera en Madrid iría ahora mismo a darte un abrazo”. Y casi muero. El problema es que ese abrazo nunca va a llegar.

Mi participación en los proyectos termina cuando la evaluación es positiva y la persona que lo gestiona recibe la carta de confirmación, me envía una copia escaneada y, en ese momento, nos despedimos. Con algunas de las personas con las que he trabajado en estos años coincido de vez en cuando, unas pocas ni me recuerdan y solo con una quedo para tomar un café y ponernos al día, aunque sea una vez al año. Esa era la excusa que tenía en mente para cuando Fernando me enviara esa carta: un café para darme lo que me debe.

domingo, 16 de septiembre de 2018

Evento indeseado, encuentro inesperado

Perro vestido para carnaval
Mardi Grass Boo Lefou, de DaPluget

Jueves. Evento de bienvenida a los nuevos. Cuando voy a esas reuniones me abruma la multitud, hablar en inglés y no entender, que me presenten a un montón de gente, tener que forzar conversaciones incómodas. Por todas esas razones, porque era en mi hora de la comida, hacía un sol de justicia y era en un jardín fui de mal humor, predispuesta a pasarlo fatal.

Antes de salir, Violeta me confirmó que iba a haber carpa, así que dejé el sombrero que había llevado, me colgué la identificación al cuello por una vez y salí tan campante. Pero cuando llegamos al sitio, tempranísimo porque mis compañeras formaban parte de la organización, nos encontramos la sorpresa: una carpa enana y tres sombrillas mínimas. Solo lo pensé un segundo, lo que tardé en preguntarles si necesitaban mi ayuda inmediata, y volví a mi oficina en busca del sombrero. Con él y unas gafas de sol enormes, me presenté en el sarao. Absolutamente de incógnito.

Lo de la sombra no fue lo único que salió mal: demasiado calor, más gente que la que había confirmado, poca comida incluso para lo previsto y, por supuesto, mi atuendo. Me puse un vestido para ir un poco mona. La gente suele ponerse de tiros largos para este evento y necesito no destacar. He notado en otras ocasiones que ese vestido me hace llamar la atención de los demás, pero me encanta, me hace delgada, me hace sentirme bien. Quizás sea la seguridad en mí misma lo que perciben, no tanto la apariencia. Lo que está claro es que el sombrero lo llevaba solo en la cabeza, no en escote y piernas.

viernes, 20 de abril de 2018

La voz


¡RING, RING, RING!

Hola, Érica, soy Fernando P. y te llamo…

Piernas con medias y liguero. Sofá rojo
Illustration Friday - Climb, de Gasbombgirl
Solo un par de segundos y ya está perdida. Esa voz la hace subir en una nube y volar, alejarse de la oficina y perder la noción del tiempo y el espacio. Grave, rebosante de masculinidad en cada decibelio, habla con formalidad al principio, pero se vuelve distendida después de la respuesta de Érica con un tono que indica cercanía. Tienen casi la misma edad y a ella no le gustan los formalismos porque levantan un muro que dificulta su trabajo. Para hacerlo, bucea entre los más oscuros secretos de los currículos de algunos de sus compañeros, puede descubrir carbón en lo que ellos hacen pasar como diamantes. Y lo saben. Es mejor que confíen en ella desde el principio y no se muestren con la máscara. Es el caso de Fernando. Claramente expone lo que tiene y lo que no, reconociendo sus puntos fuertes y sus carencias. Para reconocer ante ella que tenía que haber hecho más de eso o de aquello tiene que tener mucha confianza en sí mismo. Eso dice mucho de él y a Érica le encanta, ha encontrado muy pocos así. En eso piensa mientras Fernando P. habla. Luego intenta contestarle sin que se lee note que está temblando.