En este
zulo-despacho todo el mundo se aburre. Excepto la Mofeta cuando trabajó aquí, al
César lo que es del César, aunque puede que ella le encontrara una utilidad
lúdica alternativa al Excel, como esos jueguecitos que te enviaban los amigos para adivinar de qué serie era la melodía. El resto, dedicamos una parte de
nuestro tiempo laboral a mirar nuestro correo electrónico, leer la prensa, tuitear,
hacer alguna compra en internet, actualizar Facebook y cotillear el de los
demás, mandar whatsapps como posesos, ver vídeos de Youtube, mirar trapos y
zapatos, seguir la liga de fútbol, tener conversaciones interminables por
teléfono, ligar, mirar la cámara de la guardería como si fuera un programa de
Gran Hermano y, por supuesto, escribir entradas de blog para poner a todo el
mundo a caldo. La diferencia entre unos y otros es el nivel de incordio a los compañeros.
El premio a los mayores incordiadores nos lo llevamos Mr. Lolas y yo sólo
porque tenemos que respirar en este zulo. ¿No da pena que La Otra tenga que
compartir despacho con dos personas? Es para llorar, pobre.
viernes, 21 de febrero de 2014
miércoles, 19 de febrero de 2014
Tren
No
sé muy bien cómo empezar ni lo que realmente quiero contar, pero necesito sacar
esto de dentro. Anteayer (lunes diecisiete de febrero) hubo un accidente en la
estación de Cercanías de Nuevos Ministerios. Hay noticia difundida por agencias, así que
puede suponerse que la versión de los testigos afirmando que la caída de la chica
fue accidental, es fiable. Hay un pacto con la prensa para que no se difundan
los casos de intento de suicidio en las vías.
![]() |
Entrada a Nuevos Ministerios, de Dorotea Hyde |
lunes, 10 de febrero de 2014
Bajón
Hace un
poquito más de dos semanas desde mi última entrada y no he escrito nada. No me
siento inspirada, no tengo ganas en realidad. Supongo que me han pasado cosas
igual que en las semanas anteriores, sólo que no tengo el ojo mágico activado,
ese ojo que hace ver las cosas de una manera diferente, brillantes, el ojo que
te dice “esto hay que contarlo”. Sin embargo, todos los escritores dicen que
hay que escribir siempre, así que aquí estoy, contando simplemente que se me
han ido las ganas de escribir.
Joxxx,
qué poco me ha durado la ilusión por el blog. Pensaba llegar al menos a los
seis meses, en mis mejores sueños diablescos, me imaginaba incluso llegando al
año. Y aquí estoy quejándome tres meses escasos después. Y no puede ser.
Utilizo este blog como terapia y también como práctica de escritura, ¿es que
voy a abandonar a las primeras de cambio algo que me encanta hacer? (escribir,
no la terapia).
El mes
de enero fue horrible en el trabajo. Tanto, que hasta afectó a mi vida privada.
Me encasquetaron un marrón. Tuve que dejar de lado mis tareas oficiales,
incluso mi trabajo con David, el italiano buenorro. Así que además del agobio
por la fecha de entrega, se sumó el cabreo por no poder verlo.
viernes, 24 de enero de 2014
Peligro: celosa en el zulo
Al final de mi última entrada, comenté que La Otra está empezando a tener problemas con sus celos.
No lo entiendo, Mr. Lolas tiene mujer y seguro que alguna amante a la que ve
nada más salir de aquí. Pero claro, a mí me ve la cara y mi presencia le impide
arrojarse a sus brazos en el despacho. Porque tirarse a alguien en la mesa de
trabajo pone.
![]() |
Not so happy lioness, de Tambako de Jaguar |
jueves, 9 de enero de 2014
¿Érase una vez?
Érase
una vez… Perdón, perdón, esto no es un cuento de hadas. Me confundí porque hay
brujas, las hay en todas partes y esta historia está protagonizada por dos. También
necesitan sus quince minutos de gloria. Estas brujas son de las que en
principio no lo parecen, van de buenas pero clavan las puñaladas por detrás.
Ésas son las peores, las mejores brujas en realidad.
Hace
tres años, al regresar de las vacaciones de navidad, me encontré con un
peculiar regalo de reyes: tenía nueva compañera de despacho, la tercera
contando con la Cotorra y conmigo. Curioso, porque
enseguida descubriría que las dos tienen obsesión por las tetas, propias o
ajenas. Ya el primer día, en cuanto nos quedamos solas, me contó toda su vida
empezando por su operación de aumento de pecho, ¡por supuesto! Como no le
miraba el escote, intentó llamar mi atención menándolas y cuanto menos caso le
hacía, más las meneaba, pensé que se le iban a salir. Por esta historia y por
su afán de desnudarse delante de mí, mis amigos la bautizaron como la
Lolas.
martes, 10 de diciembre de 2013
Quiero un plato de spaghetti
Esta mañana tuve una reunión con un compañero de trabajo que
es italiano y que está buenísimo. De momento le llamaré David. Si en el futuro
hay otro post sobre él, espero acordarme pensando en el David de Miguel Ángel. O…
puede ser una idea fatal si me lo imagino desnudo, como estoy haciendo ahora, y
luego cuando lo tenga delante me pase lo mismo… ay, qué terrible, voy al grano
que me desconcentro.
David y yo nos conocimos cuando él llegó a la empresa. Es
bastante tímido así que pasó de mí y yo de él. Todas las chicas estaban
loquitas por él: alto, ojos que te miran y te atraviesan, treinta y pocos, italiano,
soltero, hetero. ¿Tengo que repetir soltero y hetero? ¿E italiano? Al poco
tiempo, tuve que ayudarle en un pequeño proyecto, pero casi todo el contacto
fue por email. Vino a firmar unos papeles y punto. No le vi eso que le veían
las demás tan irresistible. Sabía que nos encontraríamos en el futuro, pero no
tenía prisa ni ganas.
Hace un poquito más de un año, el super jefe reunió a un
grupo de gente para empezar un nuevo proyecto y me presentó como la persona que
les iba a dar apoyo. Uno de los miembros del grupo era David. Sentado solo, un
poco apartado y mirándome sin cortarse un pelo en vez de hablar con sus colegas.
Yo, que normalmente estoy en la parra en estos temas, sobre todo en el curro,
pensaba como una idiota por qué me miraría así, hasta que de tanto insistir,
caí en la cuenta, se me subieron los colores y me senté en mi sitio dándole la
espalda. Pero ya estaba perdida porque al fin le había visto ese no sé qué del
que hablaban todas.
lunes, 25 de noviembre de 2013
Miradas furtivas. Miradas cazadas.
Hace
unos días me encontré con Inés en el cuarto de la fotocopiadora. Compartimos despacho
cuatro años, pero por suerte se mudó a una mesa en el tercer piso para tener
ventana, eso sí, está en el pasillo. Era un poco difícil trabajar con ella. Se
pasaba el día hablando, si no era conmigo, era por teléfono. Cuando no le hacía
caso se ponía a mi lado, casi me arrancaba los auriculares y empezaba a soltar
su rollo. Es una de esas personas que tienen que ser el centro de atención y
les cuentes lo que les cuentes siempre acaban siendo las protagonistas de la
historia. Y por supuesto, sus problemas son más grandes que los de los demás.
Gracias
a Inés conocí a una de mis pocas amigas del trabajo. Yo era la nueva, la última en entrar en el grupo, sin embargo
fui la que propuso ir a tomar café juntas un día a la semana. Era un grupo muy
divertido, pero la mayoría de las chicas eran becarias y fueron dejando la
empresa con el tiempo. Nos quedamos sólo las tres y en ese momento empecé a
darme cuenta.
martes, 19 de noviembre de 2013
Pastelitos y agua
En Cortejo humano,
uno de los blogs que sigo, se ha hablado bastante de pagafantas y calientapollas,
sobre todo en un contexto nocturno de ligoteo. Sin embargo, estos especímenes
nunca dejan de ser lo que son y te los encuentras en cualquier ámbito de la
vida. Sólo hay que observar un poquito, al fin y al cabo, los flirteos se dan
en todas partes. Comparto despacho con uno de cada especie: Mr. Lolas y La Otra.
Él es el marido de La Lolas, una compañera que se fue hace unos meses y que le
pone los cuernos con un amigo. Y La Otra… pues eso, la de la otra mesa. Poco a
poco se han ido haciendo “amigos”, es decir, salen juntitos a por una cocacola
y coquetean sin esconderse delante de todos los del edificio.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)