Büroarbeitsplatz, de Masine |
Llevamos un mes de trabajo, cinco semanas estresantes y
caóticas, con muchas peticiones de información a nuestro departamento y muchos
cambios, empezando por la nueva oficina, aunque no creo que este sea el más
significativo.
Hemos bajado una planta, nuestra puerta da a un pasillo en vez de a un
vestíbulo y nos han quitado espacio, casi la mitad, pero tenemos mesas
individuales, nos podemos organizar mejor y nuestro espacio es nuestro. Adiós a
la puerta secreta y al ir y venir de personal de mantenimiento. Por si ese
trajín no fuera suficiente, la mesa de reuniones me ahogaba, una mole blanca de
altura dañina para trabajar. Creo que física y espacialmente estoy mejor, eso
sí, nada de estantería. Se empeñaron en decir que nos agobiaríamos por la falta
de espacio, pero solo fue una excusa para no ponerla. Así que he tenido que
okupar lo que he podido. Tengo que reconocer que al final esta opción no ha
estado mal porque, ya que invadí un armario, ¿por qué no invadir dos? No solo
organicé mi material de trabajo sino también el archivo.