Süße Weihnachtsdekoration mit Keksen,
de Marco Verch
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El día de año viejo vi una llamada perdida de una de mis primas segundas, personaje que me cae bastante mal pero con la que tengo un compromiso adquirido no sé cómo ni cuándo: nos llamamos por nuestro cumpleaños y nuestro santo. Yo, que no soy católica (y ella tampoco), felicitando un santo y recibiendo felicitación por ello. Cumplimos y santeamos con solo una semana de diferencia en dos meses distintos, así que dos veces al año tengo sobredosis suya por ese contacto no deseado que no sé cómo evitar, ya que mis dos días son antes que los suyos y la tengo puntual sin siquiera darme opción a nada.
El día de año viejo es un día bastante ocupado para mí. Me toca preparar la cena en casa más el postre del día de año nuevo así que ando de un lado para otro sin parar y, a no ser que lo use para consultar la receta, el móvil se queda en la habitación. Y ahí estaba su perdida, cuando lo consulté un momento para saber un ingrediente. No pude evitar ponerme de mal humor. Por un lado estaba llamando a destiempo porque en el dos mil dieciocho no nos felicitamos el santo (por fín, jolín). Por otro, ¿qué porras me quiere decir? ¿Feliz año? Pues que me escriba, que le sale más barato.
El día de año viejo es un día bastante ocupado para mí. Me toca preparar la cena en casa más el postre del día de año nuevo así que ando de un lado para otro sin parar y, a no ser que lo use para consultar la receta, el móvil se queda en la habitación. Y ahí estaba su perdida, cuando lo consulté un momento para saber un ingrediente. No pude evitar ponerme de mal humor. Por un lado estaba llamando a destiempo porque en el dos mil dieciocho no nos felicitamos el santo (por fín, jolín). Por otro, ¿qué porras me quiere decir? ¿Feliz año? Pues que me escriba, que le sale más barato.