viernes, 20 de enero de 2017
El pájaro y la gata
La primera semana de trabajo del año vino acompañada de una
visita sorpresa, una que no esperaba: el Pájaro en persona. Este hombre es
demasiado ambiguo para un diablillo de décima categoría, no consigo descifrarlo.
Pensé
que no aparecería por aquí de nuevo y lo hizo. Lo peor de todo es que nada
más felicitarnos el año, se acercó corriendo a mí, se acordó de mi nombre y me
dio dos besos y medio achuchón. Demasiado. Me dio un pasmo y a Sandra dos
porque la saludó de lejos y con un leve gesto con la mano. La justicia de los
dioses. En ese instante, ella habría querido estar en mi lugar y de paso
achucharlo ella también y yo habría preferido recibir ese inocente e higiénico
saludito.
jueves, 22 de diciembre de 2016
Diario de Sandra (3): comida de Navidad
Lunes
12 de diciembre de 2016
15:52h
Salimos de la comida de Navidad. Sandra ha estado
callada prácticamente todo el tiempo, incluso antes del gran anuncio en los
postres. Nunca la había visto fuera del zulo, con otra gente que no fueran Ana
y la Rotten. Parecía metida en su cascarón. No es que yo hablara mucho, no
tenía nada que decir en la mayoría de conversaciones que sobrevolaban la mesa,
pero ella no solo estaba callada sino que podía ver cómo se encogía a mi lado.
La calle. Nuestras compañeras hablando. Ella y yo en
silencio, incómodas. Incómodas porque sé que ella está a punto de manchar las
bragas del susto. Se lo noté sin verle la cara. Quiere ocultar la
verdad, fingir que todo va bien, pero a mí hay poco que pueda
ocultarme. Su actitud forzada para tapar lo que realmente le pasa por dentro me
ha enseñado a leerla como un libro abierto. Si se comportara de manera sincera,
probablemente no sabría qué pasa por su cabeza, habría un pequeño espacio para
la improvisación y los imprevistos. Tendremos un comienzo de año movido. Sí,
bueno, por decir algo. Silencio otra vez.
viernes, 16 de diciembre de 2016
Diario de Jekyll (2): Comida de Navidad
Miércoles 7 de
diciembre de 2016
12:20h
Office CHRISTmas Tree, de Daniel Go |
Me llama mi jefa. Ha pensado que el lunes que viene
podríamos comer, con Sandra y Sara Pestes. Es decir, las cuatro del departamento,
sin contar al super jefe y a Violeta. Qué raro. En nueve años nunca hemos
tenido comida, ni cena de Navidad. Cada edificio o departamento (depende de
dónde estemos ubicados) celebra su fiesta particular y siempre a cargo de los
empleados. En mi primera Navidad mi jefa organizó unos pinchos para los
del edificio, como hacía siempre. En la segunda, ella no pudo y nos encargamos Inés
miradas indiscretas y yo. En la tercera pensamos que deberían tomarnos el
relevo. Nadie lo hizo. Así que es algo de lo que me he librado todo este
tiempo, porque esa tercera Navidad coincidió con la llegada de gente nueva y el
enrarecimiento del ambiente.
viernes, 2 de diciembre de 2016
Bronca de otoño
Hoy me han echado una bronca del copón. Hacía como cuatro o
cinco años que no pasaba y lo más gracioso de todo es que no me la ha echado
ninguno de mis jefes sino la directora del registro. Gracias a esta incidencia
he descubierto que esta es otra
de esas con una personalidad diminuta y que se ha cebado conmigo porque
puede. Sin ser mi jefa directa, tiene una posición superior a la mía. No sé si
ha dormido mal, si su marido le ha negado un polvo, si sospecha que su mujer la
engaña o acaba de descubrir que su hijo fuma porros. El caso es que la excusa
para ponerse como un basilisco era muy pequeña. Ni siquiera ha debido
molestarse por algo que es su trabajo, pero como en muchas otras empresas, en
la mía la ley que lo rige casi todo es la Ley del Escaqueo.
viernes, 18 de noviembre de 2016
No soy Jane Doe, mi nombre es Dorotea Hyde.
"Hoy en día todo trabajador de empresa es marketing e imagen de la misma" #18jgi
— Julián Marquina (@JulianMarquina) 10 de noviembre de 2016
Cuando llegué a esta empresa me llamó la atención que no
todos los despachos estaban identificados. Los que no tenían el nombre de su
ocupante junto a la puerta eran en muchas ocasiones un gran misterio. Puertas
cerradas que, según mi volátil imaginación, ocultaban negocios ilícitos,
espionajes industriales, personajes inventados, polvos furtivos… La realidad es
que esas personas eran “nadie”.
viernes, 4 de noviembre de 2016
Un mal día
Esta noche me cogió el frío y me levanté con dolor de
espalda, justo en el punto que se contracturó hace un año en el
accidente de bici. Me costó levantarme, pero después de hacer unos
estiramientos, pude moverme. El dolor está siendo un compañero inseparable, al
menos hasta que por la noche pueda tomarme una pastillita.
Wie Musik Grenzen überwindet,
|
La salida de la estación fue una odisea. En el andén, siempre
voy contra la marea de gente. Nadie se aparta. Yo tampoco, a ver si me voy a
caer a la vía porque vengan cinco personas contra mí. Hoy menos. Cualquier
mínimo movimiento de desplazamiento era imposible. Aun así, subí
a pie el primer tramo de escaleras. No, esta vez no era por mantener la
línea. Bueno, qué porras, un poco sí que era por eso, pero cuando llegué al
segundo, me sentía tan incómoda, que sucumbí y me monté en las mecánicas. Por mis entradas anteriores, no sé
si queda lo suficientemente claro que soy normal, por si acaso,
aclararé que no tengo ojos en la parte trasera de mi cabeza. Como los demás,
tengo únicamente los dos de la cara. A veces giro un poco el cuello para mirar
de reojo si puedo “cambiar de carril”, pero es absolutamente imposible que
pueda ver lo que viene detrás de mí. Esta aclaración va por la chica del chelo
que subió en esas escaleras mecánicas por el hueco de la izquierda, a pie, apurada.
viernes, 28 de octubre de 2016
Los hombres de La Otra
Cuando Sandra llegó al zulo aún estaba la Lolas. Por aquella
época yo les contaba a mis amigos las aventuras de aquella peculiar mujer, pero
como Sandra empezó también a hacer de las suyas, enseguida sus anécdotas acompañaron
a las de la Lolas. Mis amigos preguntaban ¿Eso también lo hizo la Lolas? No, La
Otra. Y La Otra le quedó, excepto en el blog, donde es Sandra.
Silhouettes, de Nikos Koutoulas |
Han pasado unos cuatro años y de pronto, sin avisar, aquella
época volvió a nosotras. Muy alterada, qué fuerte, qué fuerte, y su mano
moviéndose como si quisiera darme mil tortas, me anunció que Mr. Lolas acababa
de enviarle un wasap. “¡Se ha casado y vuelve a España!”. Cómo le brillaron los
ojos en aquel momento. Puede que su candidato a amante esté casado otra vez,
pero ella se ilusionó con su regreso como si le dijera que venía a verla. Lástima
que se vaya a Alicante. “Pasará por Madrid de camino, ¿no?”. Lo que yo decía,
ilusionada.
viernes, 14 de octubre de 2016
La boda de Violeta
ca_20150210_008, de Costică Acsinte Archive |
Violeta se ha casado. Estaba tan desesperada que se
presentaba diciendo hola, soy Violeta y quiero casarme y tener hijos porque se
me va a pasar el arroz, como si estuviera en una sesión de alcohólicos anónimos.
Le da igual ser buena en algo, esa era su única meta en la vida. Cosas
educacionales. Después de mucho insistirle a su novio, con el que está
desde hace once años y convive desde hace unos cinco, el muchachín se
arrodilló, sacó un anillo y, entre lágrimas (de ella), le pidió que fuera su
esposa. El sábado pasado cumplió parte de su sueño. Celebraron la boda civil, únicamente
“para la familia”, luego los invitaron a un banquete con tarta nupcial. Ella
con vestido blanco, sencillo pero con cola. Será el verano que viene cuando
celebren la boda religiosa en el país de Violeta y se ponga “vestido de
princesa”, organice una boda de cuento de hadas con miles de flores y un fotógrafo
de verdad.
viernes, 7 de octubre de 2016
¿Pasos para calentar una pizza?
Tengo que reconocer que me he equivocado. Mi radar ha
fallado. No voy a decir estrepitosamente. No de momento. Acabo de saber que el
nuevo tiene un hijo con una mujer, aunque eso no quiera decir mucho. Lo triste
del caso es que no parece muy afectado (siendo generosa al describirlo) por no
vivir en la misma ciudad que él y apenas verlo. Eso me dice mucho de él como
persona. No sé por qué me siento tan triste por ese niño que no conozco, no
entiendo por qué al oírselo decir se me puso una cosa en el estómago.
Father and son, de Guilherme Nicholas |
viernes, 30 de septiembre de 2016
La quinta semana
Quinta semana de trabajo. Me ha costado un mundo encontrar
algo sobre lo que escribir. Al tema de la
entrada anterior le di muchas vueltas, pero era algo de mi vida privada.
Hasta que Sandra no me enseñó las fotos de su fiesta de cumpleaños, no tenía
ningún elemento para relacionarlo con la ofi y publicarlo. Y de pronto, los
acontecimientos se acumulan.
Man in the machine, de torbakhopper |
Primero Violeta, la secretaria del super jefe, nos envía un
email invitación para su despedida de soltera. Unas cañas al salir de trabajar
un viernes. Pues yo, si no es despiporre y con unos tíos en bolas, paso. Mi
clase de Pilates no la cancelo nada más que por urgencias. Sí, un tío en bolas
es una emergencia. Sé que es un topicazo, pero a mí no me espera un maromo en
casa con la cena hecha y llevando solo un delantal [Shhh, esto es secreto: a
ellas tampoco]. Lo curioso de esta invitación es que apenas la conozco. Le ayudé un
poco cuando llegó, y nos hemos tomado… ¿cuatro cafés en año y medio? Con
Ana solo ha tomado dos y también la ha invitado. Debo de ser huraña. Si me casara, no haría
despedida de soltera en el trabajo, pero en caso de hacerla, no la invitaría
porque no tengo ninguna confianza con ella. Quedamos esta mañana para un café
sustituto de las cañas. Afortunadamente tanto ella como Sandra tenían que
entregarle un trabajo a mi jefa así que fue corto a la fuerza. Lo agradecí.
Sólo le dio tiempo a enseñarnos el vestido y poco más. Nada que me interese. En
cambio Sandra y Ana hablaron más tarde por teléfono y la despellejaron al
estilo Bolton. ¡Uf!
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