Hace unos días estuve de cumpleaños. También Sandra.
Cumplimos el mismo día. El lunes siguiente pasó nuestra jefa por el zulo y tras
las preguntas de rigor me preguntó con un tonillo malicioso qué tal el fin de
semana. Se miraron entre ellas y mi jefa soltó su envidioso: “Está soltera,
seguro que estuvo de celebración todo el fin de semana”. Como la conozco y vi
que el tono de su piel se estaba volviendo verdoso, pensé que lo ideal sería
que quedara verde esmeralda y solté un tranquilo: “Por supuesto… Bueno, ayer
estuve de descanso”. Juerguista, pero responsable para venir en condiciones al
trabajo. Diana: el verde brillante ya estaba ahí.
Quería escribir esto con cierta ironía, reírme de la
situación y sobre todo, reírme de ellas. No podía. Me toca las narices desde
hace demasiado tiempo. Es cierto que una persona soltera tiene una libertad de
movimientos que no tiene una persona con pareja, tenga hijos o no. Lo que me
cabrea es que dan por hecho que por ser soltera, sin hijos y libre como un
pájaro, no tengo responsabilidades.