Martes 15 de julio de
2014
18:35h
Mi amiga Esther y yo estamos en la cocina tomando algo.
Quiero salir cinco minutos antes para ir al médico. Esther me dice que mi jefa
ya se fue, así que decido adelantar la salida diez minutos para no tener que
correr y llegar sudando. De pronto, escuchamos a alguien que saluda. Nos
miramos. Esther no ha podido ver quién entraba. ¿Es la Rotten? La voz parecía
un poco más grave, ella la tiene de pito. Y no se escucharon sus pasitos
rápidos, tiqui tiqui tiqui. Silencio.
Seguimos merendando y hablamos bajito. Nos interrumpe el
sonido del ascensor. Así que la persona que entró sigue ahí. Es extraño que la
Rotten no entre cotillear en la cocina. Le gusta tener todo bajo control.
Aunque desde hace tiempo meriendo más tarde y ella lo sabe. Cuenta con verme en
el zulo.