A lo largo de estos años de blog he intentado evitar el tema
de los retrasos en el tren porque es algo que me enerva y me crea muy mal rollo.
He hablado del hombre con coleta, de Diego, del flautista de Hamelín, de los
atentados del 11M, del hombre murciélago y muchos de los cuentos de Lo que me inspira la música surgieron
también en un vagón. Solo una vez comencé hablando de los retrasos para
llevarlo al
terreno de la ofi, al fin y al cabo las dos empresas funcionan de manera
parecida. Por eso tiene etiqueta propia, aunque no estoy segura de que todo lo
relacionado con el tren esté
etiquetado como tal.
Durante diez años he estado cogiendo el tren a diario. Hasta
que hicieron la reestructuración de líneas cogía dos, ahora solo uno, pero no
hay mucha diferencia. Antes, en el segundo tren me tocaba ir como una sardina
de pie y ahora me toca ir como una sardina sentada. Tardo lo mismo porque hay
los mismos problemas o más. La frecuencia supuestamente ha aumentado, pero las
vías de entrada a Atocha han disminuido así que el tapón que se forma es
descomunal.