viernes, 15 de julio de 2022

Bienvenidas a la sala de control

The control room, de Jonathan Haeber

Probando, probando. ¿Me recibe alguien?

Crrrrrr… Crash, crash, jrrrr…

Hola, hola. Parece que ya.

Dorotea informando desde la Sala de Control.

Estoy en un nuevo espacio. Hace más o menos un mes me avisaron de que me tenía que mudar por obras en la planta donde trabajaba. El despacho donde estoy es zona de paso al de mi jefa, así que ve si entro, salgo, hablo y oye si tecleo o hago clic con el ratón. Me he dado cuenta de que cuando estamos solas suele cerrar la puerta de su oficina, pero cuando está Sandra (comparto espacio con ella… otra vez) la tiene siempre abierta. Y Sandra siempre está. No se levanta ni a mear.

viernes, 17 de junio de 2022

La lupa

Lupa/marcapáginas
Extracto de la foto de Yoon viakstudio
Hace unos meses, la Rotten me dijo que iba a pedir una lupa cuando hiciera el pedido de material de oficina. Desde que somos una empresa cero papel han recortado bastante el catálogo, así que no había lupas. Mejor dicho, la empresa papelera tenía lupas, pero no disponibles para nosotras. De hecho, cuando ella dice que antes las había, creo que estaba mirando la web en general y no nuestro perfil, pero claro, no tengo pruebas.

Inmediatamente le escribió a la encargada y le montó el pollo (esto se daba por sentado, me parece). La encargada, Alicia, que es terca como una mula y dura como una piedra le dijo que podía ponerse como quisiera, pero no había lupa. Estoy segura de que si la Rotten se hubiera dirigido a ella de una manera más suave, habría conseguido la lupa, pero como sus comunicaciones son “diplomáticas y elegantes” (de las que comienzan guerras), se quedó sin ella.

viernes, 3 de junio de 2022

Dos opciones

Ilustración, flor en forma de corazón en la boca
Autora: Judite B

Entró por sorpresa mientras estaba trabajando con la Rotten. Dije un hola discreto, para no quedar como una maleducada y al mismo tiempo mostrar cierta indiferencia. Casi ni lo miré. Me sumergí en mi pantalla de nuevo, pero él no se dio por vencido y me saludó expresamente HolaDoroteacómoestás. De carrerilla, quizás más decidido de lo que en realidad estaba, pero amable, como si nada hubiera pasado. Como si ahora yo fuera la mejor del mundo porque hice mi trabajo genial. Como si quisiera llamar mi atención. Como… 

... Como si le gustara...

Le contesté por educación y le devolví la pregunta. Me di cuenta de que mis sensaciones empezaban el camino hacia el odio porque no se me ha pasado el enfado, pero también un cosquilleo en la tripa por verlo después de varios meses. Esos ojos oscuros y dulces sonriéndome por encima de la mascarilla, clavados en los míos… Mierda. En mi imaginación, mi cabeza se despeñó con todo su peso hasta mi ombligo. Nadie se dio cuenta, pero me hice una bola.

jueves, 12 de mayo de 2022

De versión en versión (2): El violador

Carte campaña ¡Ni una! Ayuntamiento de Madrid
¡Ni una!, de Dorotea Hyde

Dorotea:

Aún estaba hablando con la señora Hyde, preguntándole qué tal habían amanecido ella y el señor Hyde. Le encanta contarme dramas nada más levantarse. Tenía que ser algo que la animaba a enrollarse más de lo normal, la guerra en Ucrania o algo sobre una serie que estamos viendo, porque eran casi las diez cuando oí las voces y aún estaba al teléfono. Una planta de diferencia (esto lo supe después), más los auriculares encajados en mi oído haciendo vacío, más mi madre cotorreando, amortiguaron el volumen y el tono de la algarabía de fondo. Sentí que había jaleo, pero no sabía si era bueno o malo. Los gritos de alegría a veces no se diferencian de los de dolor o terror. De pronto, Merche, la señora de la limpieza, salió al descansillo. La siguió corriendo Marisol Marinube. Como entraron y no me dijeron nada, seguí a lo mío.

 

Marisol Marinube:

Tienes que cerrar las puertas. Había un hombre masturbándoseenelportal. Luego siguió a una de las chicas de la planta de abajo, ¿no oíste el jaleo? Al parecer intentó llevarla al ascensor, pero ella se dirigió a las escaleras y subió y pudo pedir ayuda.

martes, 15 de marzo de 2022

Dos años

Dos años.

Dos años desde que se aprobó un estado de alarma que nos encerraba a casi todos en casa, que paralizaba el país, que pretendía protegernos de un peligro invisible que sigue ahí, que ha matado a más de cien mil personas en España. Cien mil. La ciudad donde nací más la ciudad de al lado. Cinco veces el pueblo de mi padre. La mitad de la ciudad donde vivo.

Algunas personas pensaban que aquello, inesperado, inimaginable, iba a cambiarnos porque salíamos a aplaudirles a los sanitarios a las ocho y todo el mundo era guay. En realidad, yo también lo pensaba, pero no iba en la misma dirección que ellas. Sabía que no saldríamos de esta ni siendo mejores, ni aprendiendo nada, aunque reconozco que pensé que cambiarían algunas cosas respecto a nuestro sistema sanitario. Sí, han cambiado, pero a peor. Dos años después seguimos cometiendo los mismos errores. O peores porque ahora sabemos lo que hay que hacer, pero no lo hacemos.

lunes, 7 de marzo de 2022

Traición

Lego Darth Vader Stormtrooper
Bon voyage, my friend, de Nukamari
Hace un año comencé a colaborar con Dani en un proyecto. Diana, mi jefa, lo controla absolutamente todo desde hace unos dos años y no tengo apenas libertad de movimientos (aunque yo por detrás…), así que ella fue quien decidió cuándo presionarlo, cuándo dejarlo, cuándo machacarlo otra vez y cuándo abandonarlo del todo. Tan maja. Para ella solo somos engranajes metálicos, sin alma, de una cadena de suministros.

Los proyectos que gestiono no son gran cosa. Aparentemente no tienen grandes beneficios y es una pesadez sacarlos adelante, no obstante, un resultado positivo en uno de estos es imprescindible para tener acceso a otros más jugosos. Esto es lo que pasó en el caso de Dani: necesita rematar esto para entrar en otra cosa, solo que mi jefa lo dejó de lado y se armó una gorda. Lo que me extraña es que nadie haya montado un pollo antes porque no es la primera vez que ella hace eso.

viernes, 18 de febrero de 2022

Cumpleaños en casa

Cuarteto de rosas, de Dorotea Hyde
Como siempre por estas fechas toca el cumpleaños de Sandra y Jekyll. El día anterior me puse en guardia porque Sandra me escribió para proponerme un café y me soltó que Diana, nuestra jefa, seguramente se uniría. Ni borracha paso ni un minuto de mi día con esa mujer [Mi día. Sí, vale, vale]. Así que aproveché que me tocaba teletrabajar para quedarme en casa y rechazar la proposición. Para que no quedaran dudas —que siempre les quedan a pesar de todo— le dije textualmente que lo último que me apetecía era pisar la oficina el día de mi cumpleaños [Mi… Tengo que disimular. Mmm…] y ya que tenía la oportunidad, no iba a perderla.

Llegó el dichoso día. Desde las nueve en punto empezaron a llegar una retahíla de mensajes que preferiría no recibir. Tuve que responder a la mayoría de ellos: del departamento de recursos humanos, de mi antigua jefa, de mi jefa actual, de mis compañeras… Entonces empezó una especie de acoso por parte de mi jefa y por parte de Sandra (su mensajera), para saber si estaba en casa o en la oficina, como si una no hubiera leído mi primer email y como si la otra no hubiera recibido el recado; como si mi palabra no valiera nada, como si por repetirlo, yo fuera a decir que sí. Sí, sé que estoy muy susceptible, pero cuando trabajo en casa pasa eso. Sufro control continuo para saber si estoy o no, y si no, para saber dónde. Dónde. 

viernes, 4 de febrero de 2022

Nino sigue siendo majísimo

 

Imagen de Moloch2511

Todo el mundo sabe que Nino es majo, incluso quienes se hayan pasado alguna vez por mi blog. Mis compañeras más cercanas están enamoradísimas de él, mi jefa babea en cuanto lo ve (iba a decir algo más fuerte, pero debo mantener las formas, pero os podréis imaginar…). No puedo negar que con ellas es majo, se sienten alagadas como si estuvieran flirteando, de hecho, algunas de ellas lo hacen, aunque no es recíproco, él no es de esos que van ligoteando por la vida. Es agradable y simpático, pero nada más. Por supuesto, todas dan por hecho que también me cae bien, pero quienes os habéis pasado en algún momento por esa entrada enlazada, sabéis que lo nuestro es otro cantar.

Ha pasado algún tiempo desde la última vez que tuvimos contacto, un intercambio de correos, la única ocasión en la que fue agradable conmigo y no escurrió el bulto, incluso llegué a pensar que al fin había superado lo que sea que le pasa y que podría guardar las formas para que el trabajo salga adelante. Inocente. Me temo que ha vuelto a las andadas.

viernes, 28 de enero de 2022

De lo positivo al hundimiento (en soledad)

Imagen de top_ntp777396
Hace casi dos semanas del positivo de la Rotten. En este tiempo hemos pasado por varias fases. He usado la primera persona del plural porque todas hemos sufrido, ella de una manera, las personas de su entorno de otra, pero todas y cada una de nosotras lo pasamos mal en el proceso.

Lo que empezó siendo algo de síntomas suaves, unas décimas, poco apetito y unos mareos ligeros, se fue agravando de tapadillo. Y lo de tapadillo no lo digo porque la enfermedad estuviera ganando en el interior sin apenas dar síntomas exteriores, sino que la Rotten nos ocultaba información. La conozco muy bien, para bien o para mal, mejor que a algunas de mis mejores amigas. Son muchos años juntas. Y sabía que no me lo contaba todo, al tiempo que el tono de su voz y su forma de hablar me indicaban su empeoramiento día a día.

lunes, 17 de enero de 2022

Vivir en positivo

Test de antígenos
Rapid antigen test kit, de elias.mahmoud74635586
Año nuevo, vida vieja. Terminaron las vacaciones y volvimos a trabajar. Pero antes, debido al avance imparable de ómicron, tuvimos que pasar por la enfermería de la empresa para hacernos un test. El mío era el tercero en poco más de dos semanas. Primero uno de antígenos antes de irme de vacaciones. Luego una PCR entre Navidad y Año Nuevo porque tuve síntomas. Y este para empezar a trabajar. Con tanto control y tan poco salir, no esperaba otra cosa que un negativo. Pero hubo alguien que se llevó una sorpresa.

Fui con la Rotten. Llegamos y había una cola larguísima que doblaba la esquina. Nosotras teníamos cita, pero daba igual porque allí estábamos mezcladas citas y no citas, no hacían distinción y el orden de entrada era el de llegada. La Rotten que si tenía frío a las piernas, que si llevaba unos días con dolor de garganta, que qué cansancio. Salimos y fuimos a caminar para hacer tiempo mientras no salían los resultados. Por el sol, Doroty, por favor, por el sol. Así que nos dimos una vuelta por el barrio y, cuando ya casi había pasado una hora y llegamos a una sombra, me paré un segundo para ver si ya teníamos los resultados. Negativo.

Doroty, no entiendo lo que me pone.