viernes, 7 de febrero de 2020

Sara Pestes contra los jacintos olorosos


Ramo de jacintos Malvas
Jacinto, de Dorotea Hyde
Las flores y las plantas han estado presentes varias veces en mi blog, por desgracia, siempre como fuente de conflicto. En esta entrada, para no variar, volverán a causarle problemas a alguien.

A Sandra y a mí nos regalaron un ramo de jacintos, los míos malvas, los suyos morados, en un jarroncito cuadrado de cristal. Preciosos. Y, desde el momento en que entraron por la puerta de la oficina, una guerra se fue fraguando en la cabeza de Sara Pestes porque es impensable que les regalen cosas a las demás y no a ella. Primero le salió su vena cotilla y acosó a Sandra para sonsacarle el nombre del remitente. Como la otra resistió, la Pestes comenzó su estrategia venenosa contando que ella tuvo una jardinera con jacintos naturales mucho más bonitos y más olorosos que los de nuestros ramos. Ella siempre mejor.

martes, 21 de enero de 2020

¿Se avecina mudanza?


Fachada de un edificio de oficinas
The Office, de John
Hace unos meses escribí sobre la mudanza del curso que viene, el tema estrella que tiene a todo el mundo loco y a mí harta. No pensaba escribir de nuevo hasta que el cambio fuera efectivo, pero ha habido tantas novedades que se han quedado viejas.

Primero nos dijeron que no íbamos al edificio nuevo, que el edificio donde trabajamos ahora se cerraría y que al personal de mi departamento le habían asignado puestos en un piso de oficinas muy cool en una avenida con solera. Pasaron dos meses hasta que llegaron nuevas noticias completamente diferentes. Y en esos dos meses Sandra me calentó la cabeza hasta casi hacerla estallar.

domingo, 29 de diciembre de 2019

Bombazo contra el aburrimiento


Bye bye. Macintosh años 80
Bye bye Steve Jobs, de Luc Legay
Tarde de viernes. El ambiente en la miniofi era bastante tranquilo, hasta aburrido. Sara Pestes se había ido al mediodía e incluso Sandra estaba feliz y disfrutando de su ausencia. De pronto, saltó de la silla y adiós tranquilidad.



Hace casi dos años escribí una entrada sobre el revuelo que se formó en la empresa por no aparecer en uno de los rankings más importantes del sector. En la entrada comentaba que despidieron a dos personas y pidieron la dimisión del jefe del departamento responsable, sin embargo, pasado un tiempo supimos que no habían despedido a nadie. Y puede que el jefe del departamento fuera forzado a dimitir, pero lo recolocaron en otro puesto de un nivel equivalente, muy cerquita del presidente. Las consecuencias para algunos de los productos de la empresa fueron desastrosas, van a tardar años en recuperarse y a ese tío, que tenía que haber dimitido por voluntad propia, lo premiaron.

lunes, 9 de diciembre de 2019

Convidada de piedra

Puesto callejero de frutas y verduras (Segovia)
All kinds, de Gregorio Puga Bailón
Las reuniones de trabajo son un peñazo. Por suerte, no tengo que asistir a muchas y casi todas son necesarias para revisar ciertos puntos del trabajo o para que avancen los proyectos que coordino. Sin embargo, de vez en cuando me toca alguna insufrible que no está relacionada con lo que hago y a la que ni siquiera es necesario que asista.

Imaginemos que trabajo en la frutería de un supermercado, que soy la encargada de mantener las frutas al día y tengo una compañera que se encarga de las verduras. Todo el mundo ve todo junto, en armonía, combinando los colores y piensa qué bonito, pero… Yo podría aconsejar para que alguien haga una buena elección entre una golden, una reineta o una starky para hacer una tarta o cuál combina mejor con la lombarda, aunque no podría decir mucho acerca de la temporada en que se puede encontrar la lechuga romana, la de hoja de roble o la escarola o cuál es la más tierna. Pues eso ha pasado en mi última reunión, que era para verduleras (sin otra connotación que la de vendedora de verdura) y no para fruteras.

martes, 3 de diciembre de 2019

Resumen de noviembre


Letra ene mayúscula
Imagen de lumpi en Pixabay
En las últimas semanas, desde mi última entrada, me ha resultado imposible asomar la nariz por el blog. El ajetreo ha ido in crescendo hasta provocarme un estrés como hacía mucho, mucho tiempo que no pasaba y así es imposible pensar, dejar fluir las ideas y escribir.

Primero vino el evento anual que organiza el superjefe y en el que echamos una mano. Bueno, algunas echamos un par y otras no echaron ni una, solo lucieron palmito, se hicieron fotos y quedaron bien, aun cagándola en temas organizativos de su responsabilidad, mientras las demás corríamos desquiciadas de un lado para otro para solucionarlos. Fue bastante peor que el año pasado, aunque no creo que los asistentes lo percibieran, es algo que solo se nota behind the scenes. Por cierto, volví a decir que no a la cena y me quedé más ancha que larga. 

viernes, 25 de octubre de 2019

Autocensura

Pintada en un muro: "The Problem with Censorship is"
The problem with censorship is..., de Cory Doctorow
Ha pasado un mes desde mi última entrada. He estado bastante ocupada con el comienzo de las clases de inglés en la empresa y en la academia, un viaje inesperado, sesiones extra de fisioterapia para los dolores de espalda, intentar escribir una historia para enviar a un concurso… No he tenido demasiado tiempo para organizar las historietas del trabajo y crear una entrada decente; se me han escapado los días y las semanas entre los dedos. Pero, de pronto, cuando ya no tenía esperanzas de publicar nada hasta noviembre, la historia vino a mí. La fuente no podía ser otra que la Rotten con una peripecia paranormal, divertida y un pelín desquiciante. Me corrijo, muy desquiciante.

Esta Rotten es muy socorrida para el blog. Incluso cuando pienso que está más tranquila siempre está ahí para montar una de las suyas. También sobre esto reflexioné en la entrada paranormal porque está claro que, si aparece por aquí, es porque sigue intensa, aunque quiera auto convencerme de lo contrario. Y como parece que es mi musa, que cuando escribo sobre ella acabo las entradas en un pispás, al poco rato de ponerme frente al ordenador, el texto estaba terminado.

viernes, 27 de septiembre de 2019

Las botellas de agua

Recepción en obras
Sin título, de Associated Fabrication
Hace justo un año, el edificio donde trabajo se quedó sin recepcionistas. Fue una faena que nos atormentó gran parte del curso porque, por la localización de la mini ofi, todo el mundo parecía caer aquí como por arte de magia, empleados o visitantes, daba igual. Venían de cualquier planta, a veces dando rodeos, con asuntos más o menos inverosímiles que no podíamos (ni queríamos) resolver por no ser de nuestra competencia. Pero el mayor problema de todos fue en el que me metieron las chicas de la limpieza, aunque también tengo parte de culpa por no haberlas enviado al cuerno a tiempo.

miércoles, 18 de septiembre de 2019

Acto de bienvenida 3ª ed.

Mujer de rojo posando para fotógrafa
Casting Shadows, de Ian Sane
Miércoles. Acto de bienvenida a los nuevos. El tercer año que acudí, siempre de mala gana, deseando que pase pronto y cruzando los dedos para no sentirme excesivamente incómoda. Me eché protector para no quemarme y cogí el sombrero por si nos tocaba al sol como el año pasado, me puse una chaquetita por si nos tocaba en la sombra como hace dos años y salí.

Llegué pronto al patio del edificio donde trabajaba antes. Solo estaban mis compañeras de departamento, los camareros y… uf, cojo aire, Luis el bibliotecario sentado en un banco. Luis es raro, muy raro. Por suerte solo lo encuentro una vez al año porque trabaja fuera de Madrid, en la sede de la empresa B, pero tengo muy en mente que en el evento del año pasado no se despegó de mí y sus ojos se lanzaron a por mi escote más de lo necesario, muchísimo más de lo que es cortés. Me hice la despistada para no saludarlo, pero enseguida se unió a nuestro grupo y no tardó nada en tirarme los tejos y hacerme proposiciones para comer juntos entre miradas que prefiero no catalogar. Aunque no le di señales de reciprocidad, al contrario, lo rechacé, siguió insistiendo e insistiendo, aun más cuando mis compañeras se separaron del grupo (capullas).

viernes, 30 de agosto de 2019

Un año de incertidumbre

Comencé a escribir esta entrada día y medio antes de las vacaciones. No veía el momento de que llegaran. Siempre es igual: las mismas ansias, el mismo cansancio, el mismo calor que me hace desfallecer y perder fuerzas. Año a año lo siento peor. Será la edad que me hace más gruñona, más intolerante y a mis compañeras más insoportables.

Turning Torso Building, Malmo (Sweden)
Turning Torso, de Bert Kaufmann
El curso pasado fue muy intenso, más que el anterior, aunque ya estábamos juntas las tres. El espacio se redujo a menos de la mitad, las quejas entraban por uno de mis oídos, salían por el otro, pero en vez de perderse en el espacio, rebotaban en la pared y volvían a entrar. Así una y otra vez hasta que al fin llegaba la hora de salida y podía desconectar. Ahora, en este inicio de curso no puedo evitar pensar, aunque lo intento, en que quizás todo eso desaparezca en un año. Es muy probable que nos mudemos a un nuevo edificio y, aunque no estoy a gusto donde trabajo, es inevitable hacer cábalas sobre el tema estrella en la empresa. Si no son Sandra y Sara Pestes, son las de la clase de inglés, las chicas de la limpieza hambrientas de información o alguien a quien acabas de conocer y quiere romper el hielo: ¿sabes si te quedas aquí?, ¿te toca mudarte?, ¿te toca ir a la torre? 

sábado, 10 de agosto de 2019

Lo que me inspira la música (12): Mojito





Me sirvo un mojito.

Agosto. Sábado noche. Estoy sola en casa, se oye música de las terrazas de la calle y he pensado por qué no podría pasar yo también un buen rato, quizás emborracharme por una vez, aun en soledad.

Mojito.

Abro mi diario y comienzo a escribir compulsivamente. Mientras la tinta del bolígrafo llega a las últimas pienso que es una costumbre trasnochada que no puedo dejar. No sé si alguien más seguirá gastando hojas de papel, pero a mí me relaja, mi mente funciona a mil por unos segundos para luego descansar. Descansar.

Cierro los ojos, respiro hondo, hasta me olvido del mojito...